Argentina: Conmoción por la muerte de Néstor Kirchner

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El ex presidente argentino Néstor Kirchner murió hoy a los 60 años, tras sufrir un paro cardíaco en su residencia de El Calafate. Hasta sus últimos días, se especuló que el ex Mandatario planeaba repostular a la Casa Rosada, deseo que se contraponía con las propias ambiciones electorales de su esposa, Cristina Fernández.

Este político peronista llegó a la primera magistratura el 25 de mayo de 2003 con solo un 22,24% de los votos, gracias a la renuncia de Carlos Menem a la segunda vuelta. Logró posicionarse apoyándose sobre todo en la recuperación de la economía y del empleo aunque experimentó, en los últimos años de gestión, un claro desgaste por la ola de inseguridad, la inflación y la manipulación de las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Además se sucedieron escándalos de corrupción.

Finalizó su mandato el 10 de diciembre de 2007 y decidió no presentarse a la reelección, siendo sucedido por Cristina Fernández, su esposa,  convirtiéndose en el primer «Primer Caballero» de la historia argentina, y desde ese puesto siguió al frente de la política Argentina, mantuvo su influencia en el gobierno de su mujer y se desempeñó como presidente del Partido Justicialista.

A pesar de sus problemas de salud, nunca abandonó los círculos de poder, sino que continúo con un estilo de vida hiperactivo (propia de «individuos ansiosos, competitivos, con intolerancia a la frustración, iracundos, agresivos» como dice La Nación). El 10 de diciembre de 2009, Kirchner fue elegido diputado por la Provincia de Buenos Aires, y desde el 4 de mayo de 2010 como Secretario General de la Unasur.

Como muchos medios han consignado, su sorpresiva muerte provoca un terremoto político en Argentina. Néstor Kirchner iba a ser, con casi absoluta probabilidad, el candidato a presidente en las elecciones de 2011. Su desaparición no sólo provoca que esa candidatura recaiga ahora en su esposa y actual Presidenta, sino que abre un enorme vacío de liderazgo dentro del partido oficial, el Partido Justicialista.

El justicialismo se queda sin candidato, pero principalmente sin su dirigente que ejercía un control absoluto -incluso autoritario- como Presidente de esta agrupación. Ahora sin Kirchner las disputas internas por el control del partido pueden ser profundas.