Argentina: Un nefasto panorama político para la administración K

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«El veredicto de las urnas fue indiscutible y puso el punto final a una etapa que deja paso a otra marcada por el comienzo del cierre de la era K»[1]. Si el 2008 había sido un año marcado por el principio de la crisis económica y los problemas entre el gobierno y el agro, el 2009 no fue mejor.

El matrimonio K llega a la Casa Rosada en el 2003 luego de que Néstor Kirchner fuera elegido como Presidente con el 22,2% de los votos. En el 2007 asume el cargo su esposa, Cristina Fernández con el 47% de los votos a nivel nacional. Sin embargo, esta situación no se ha mantenido y hoy la Presidenta posee una aprobación del 17%, según un estudio de la consultora Datamática realizado en noviembre, lo que podría indicar que dejará el poder con una de las aprobaciones más bajas de la región.

Con un ciclo económico interno y externo favorable y el apoyo de las clases medias el Gobierno de Fernández se mantuvo en alza hasta comienzos del 2008. El 17 de julio, se discutió en el Parlamento el alza de los impuestos del agro, lo que desencadenó un conflicto con ese sector y dentro del oficialismo. El Vicepresidente, Julio Cobos emitió un voto negativo impidiendo al Gobierno llevar a cabo la medida, con lo que, Cobos, se comenzó a perfilar como un líder de oposición claro, hecho que se confirmó con su gran victoria en Mendoza para estas elecciones.

Ni el adelanto de las elecciones legislativas pudo salvar al matrimonio presidencial argentino. En los comicios realizados el 28 de junio, el oficialismo perdió la mayoría en ambas cámaras, y la oposición comenzó a tomar protagonismo. Néstor Kirchner, quien competía por un cupo de diputado por Buenos Aires perdió ante el candidato de la Unión PRO, Francisco de Narváez, y por si fuera poco, el Frente Cívico Liberal de Mendoza, del cual es referente el vicepresidente Julio Cobos ganó, con lo que éste se perfila como el candidato opositor a Kirchner con mayor intención de voto y mejor imagen.

La elección legislativa: el principio del fin

El 13 de marzo de 2009, Cristina Fernández anunció que se modificaría la Ley Electoral y que se adelantarían las elecciones parlamentarias del 25 de octubre al 28 de junio. La justificación de todo esto se sustentó en el hecho de que hubiese sido muy perjudicial mantener una campaña electoral  combinada con crisis económica hasta octubre.

Lo que buscaba el oficialismo en los comicios era mantener el poder que tenía desde el 2003. Desde que asumió siempre había gobernado con mayoría y no quería perderla. Además, las elecciones parecían una buena manera de legitimar al Gobierno y al Kirchnerismo. Sin embrago, ninguna modificación a la ley pudo contra el descontento de los argentinos.

Los resultados electorales fueron una desagradable sorpresa para la pareja presidencial, no sólo perdían la mayoría en ambas cámaras, sino que también el control del Partido Justicialista.

Para enfrentarse a estos comicios, el Gobierno diseñó listas claves encabezadas por políticos que gozaran de buena aprobación. En Buenos Aires estaba Néstor Kirchner, junto con el gobernador de la provincia, Daniel Scoli,  y la actriz Nacha Guevara.

Buenos Aires es una provincia clave, reúne el 40% del padrón electoral y además es el bastión del peronismo, por lo que una victoria allí hubiese legitimado fuertemente al oficialismo. Pero, los resultados fueron desalentadores. La lista que encabezaba Kirchner quedó como primera minoría con 12 bancadas (32,1%), mientras que el opositor Unión-PRO encabezado por Francisco de Narváez se impone con la mayoría al obtener 13 bancadas (34,5%).

Esta victoria consolidó a De Narváez como figura de la oposición y sumada a la de Julio Cobos en Mendoza, la elección se transformó en una plataforma para medir a los posibles candidatos presidenciales del 2011.

No obstante, Néstor Kirchner se incorpora como diputado, entregando un nuevo rol al oficialismo en la Cámara y prometiendo seguir adelante con los proyectos de su esposa. Pero los malos resultados electorales son un golpe psicológico para el ex Presidente y otro fuerte y claro para el Gobierno.

La derrota electoral es un mensaje explícito para el oficialismo. Los ciudadanos no legitimaron su Gobierno y su partido no posee la misma aprobación que antes. La «Era K» pareciera que llega a su fin.

El 10 de diciembre asumió el nuevo Congreso en donde el oficialismo quedó como minoría y obligado a conseguir alianzas para poder llevar a cabo sus iniciativas. El Gobierno pierde cuatro bancadas en el Senado y obtiene sólo 36 senadores, con lo que pierde también el quórum. Con respecto a los diputados la situación no es mejor. El Frente para la Victoria no logra los 129 diputados para obtener mayoría, perdiendo el control de la Cámara Baja también. El oficialismo sólo logró quedarse con el 39% de los escaños.

De esta forma, se genera una nueva conformación de fuerzas. La oposición a pesar de estar dividida en bloques comienza a recobrar fuerzas y sus candidatos electos aparecen como líderes de su sector.

Con la derrota, el Kirchnerismo pierde la hegemonía política que había mantenido desde el 2003, de hecho, el ex Presidente presenta, luego de los comicios, su renuncia a la presidencia del Partido Justicialista (PJ). Sin embrago, actualmente busca recuperar el liderazgo del PJ y ordenar al Kirchnerismo.

Tras la elección se va conformando un nuevo panorama político, el que deja a la Argentina polarizada entre aquellos que aprueban el modelo de Gobierno y aquellos que lo rechazan.

Con esto, el oficialismo ha quedado desestabilizado, lo que se notó rápidamente con la renuncia de tres ministros de Gobierno: Carlos Fernández, Ministro de Economía; Anibal Fernández,de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos; y Sergio Massa, jefe de Gabinete. Estas renuncias, se suman a una serie de cambios de última hora que llevó a cabo la Presidenta en las carteras de Salud y Transporte.

Esta derrota, es el segundo golpe que recibe la administración K. Primero fue el voto negativo de Julio Cobos en el Senado, ahora son las elecciones, y finalmente, el último golpe es el nuevo Congreso, donde el oficialismo es minoría.

Las estrategias del oficialismo para mantener el poder

No cabe duda alguna de que el matrimonio K vive su peor momento, sin embargo, Fernández buscará formas de mantener poder. Ya logró una extensión de un año de las facultades extraordinarias que tiene el Ejecutivo para modificar el presupuesto, lo que se sustenta en la Leyde Superpoderes del 2006 que entrega atribuciones ilimitadas sobre éste. Junto con esto, los Decretos de Necesidad y Urgencia y el veto Presidencial son otras herramientas a las que recurrirá Cristina Fernández.

En este contexto, los medios de comunicación se han transformado en el enemigo principal del Gobierno. Difundiendo los altos niveles de aumento que ha tenido el patrimonio K, el que creció en un 158%, y que de acuerdo a las declaraciones de Francisco de Narváez al Clarín, esto es una burla para los argentinos. Pero los medios han ido más allá, y han divulgado la ayuda en dólares que envió Hugo Chávez a la Presidenta. Siendo La Nación quien ha informado sobre la culpabilidad de un empresario venezolano. «Franklin Durán fue declarado ayer culpable de conspiración y de actuar como agente del Gobierno de Hugo Chávez para ocultar el origen y destino de un supuesto aporte de fondos de Venezuela para la campaña presidencial de Cristina Fernández«[2], informaba el medio.

Las intensiones del Gobierno en esta materia son claras. En septiembre envió a 200 inspectores a las oficinas de Clarín en una operación fiscalizadora, además de impulsar la Ley de Medios Audiovisuales que restringe el número de licencias de radio y televisión por cable que puede tener una empresa, obligando a empresas como Clarín a dividirse.

Esta legislación no  fue el único intento de Fernández para controlar el poder de del conglomerado periodístico, instituyó el «football gratis para todos», lo que implicaba que las transmisiones de los partidos se estatizaban, siendo que la empresa poseía los derechos de televisión.

El Gobierno ha llegado más lejos aún en su batalla contra los medios intentando controlar la empresa Papel Prensa que es la principal productora de papel para diarios del país. Lo que resulta curioso en esta última medida gubernamental es que los principales accionistas de Papel Prensa son Clarín y La Nación, justamente los medios a los que apuntan los Kirchner.

En este escenario, el conflicto con el agro ha sido fundamental. A partir de él Julio Cobos se separa de la línea ideológica de la Presidenta y se alinea con la oposición, también es una de las causas que impulsaron la guerra contra los medios, ya que se transformó en la razón para criticar al Gobierno.

No obstante las artimañas utilizadas por el oficialismo, éste no ha podido repuntar, en septiembre, de acuerdo a los datos de la Consultora Mitofsky, alcanza una aprobación del  23%, la que cae 6 puntos en noviembre.

El escenario político que le espera a la Administración de Fernández no es el mejor, la oposición ya ha planteado que su objetivo de hacer una revisión de la gestión presidencial e investigar los actos de corrupción. Incluso de Narváez ha dicho que no descartan un juicio político a la Presidenta si es necesario.

Panorama político para el 2011

Las elecciones celebradas este año en Argentina fueron un buen termómetro para medir cómo serán los próximos comicios presidenciales en el 2011. Éstas sirvieron de una especie de primarias para comenzar a proyectar a los candidatos. Julio Cobos, Mauricio Macri, Francisco de Narváez, y Elisa Carrió, son algunas de las figuras que tomaron protagonismo luego del proceso electoral y que van conformando el panorama político que marcará la próxima elección.

Pero, para el oficialismo los problemas no vienen sólo desde la oposición, sino que desde sus propias filas. El Partido Justicialista no posee líder y la sindicalista Confederación General del Trabajo (CGT) de Hugo Moyano, gran aliado de Kirchner está dividida, y además de ello, los líderes sindicalistas peronistas, no soportan a Moyano ni a su alianza con el ex Presidente. «Los viejos caciques sindicales (conocidos como «Los Gordos») se han sublevados y han puesto límites al control sindical de Moyano».[3]

Este escenario de conflicto interno lo comenzó a vivir el oficialismo el 17 de julio del año pasado cuando Cobos votó en contra de los impuestos al agro y se desmarcó de Presidenta, luego para la votación de la Ley de Medios Audiovisuales, el vicepresidente llamó a la oposición ha hacer una revisión del proyecto.

La figura de Julio Cobos aparece como un gran obstáculo para el Gobierno argentino, no sólo por haberse desmarcado de sus filas, sino porque ya ha anunciado su candidatura presidencial y las encuestas lo ponen en primer lugar. Ha pactado con la opositora Unión Cívica Radical (UCR) para presentar listas conjuntas por Mendoza y busca ser el candidato del Acuerdo Cívico y Social (UCR + Coalición Cívica).

El Gobierno busca a toda costa su renuncia, pero éste ha dicho que sólo lo hará a principios del 2011 para comenzar la carrera por la Casa Rosada.

En este escenario, los Kirchner quedan en una posición de desventaja. De acuerdo a los datos de la consultara Datamática obtenidos en noviembre, un 85% rechaza las políticas de seguridad adoptadas por el oficialismo, un 75,2% piensa lo mismo del manejo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), y el 68,4% rechaza el manejo económico.

Las cifras de Datamática no se encuentran lejanas a lo que mostró la semana pasada un estudio de la empresa Management & Fit, en donde Néstor Kirchner aparece como el político con peor imagen de la Argentina con un 61,3%, mientras que su esposa tiene una imagen negativa del 59,8%.

Cuando se midieron a los candidatos presidenciales, Julio Cobos parece con la mayor imagen positiva con un 54,8%, seguido del diputado de la Unión-PRO Francisco de Narváez con un 44,8%.

Al preguntar sobre si se cree o no que Kirchner se presentará como candidato presidencial, el 60% lo cree, sin embargo, de ellos, el 59,8% asegura que no votará por él.

Este escenario, lo que muestra es que el Kirchnerismo está terminando un ciclo político, y el mejor ejemplo es lo que pasó en Buenos Aires, «de Narváez no sólo derrotó a Kirchner, el hombre más fuerte de la Argentina durante los últimos seis años; también ganó en el mayor y más contundente distrito electoral del país»[4].

«Kirchner pertenece a una raza de políticos que no abandona el poder hasta que lo echan»[5], y quizá eso será lo que sucederá el 2011.


[1] Malamud, Carlos, «El fin de la era K», Infolatam, 29 de junio de 2009, en: www.infolatam.com

[2] «Caso maletín: empresario venezolano declarado culpable», La Nación, 4 de noviembre de 2008, en:www.lanacion.com.ar

[3] «Argentina: se derrumban los pilares que sostienen al Kirchnerismo», Infolatam, 20 de julio de 2009, en: www.infolatam.com

[4] Morales Solá, Joaquín, «Se condenó a sí mismo», La Nación, 29 de julio de 2009, en:www.lanacion.com.ar

[5] Idem