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Continúan los escándalos de corrupción en el gobierno brasileño que ya suma 5 ministros cesados en sus labores en los 9 meses de mandato de Dilma Rousseff, quien se ha mostrado firme en la limpieza de sus ministerios. Los ministerios de Turismo y Deporte, carteras fundamentales para los encuentros deportivos que se desarrollaran en Brasil en los próximos años, han sufrido las últimas bajas.

Cuando se cumplían seis meses del gobierno de Rousseff, la mandataria tuvo que enfrentar las salidas del Ministro de la Presidencia Antonio Palocci, (7 de junio) acusado de enriquecimiento ilícito; del Ministro de Transportes, Alfredo Nascimento (6 de julio) por corrupción en licitaciones relativas a la cartera y Nelson Jobim, Ministro de Defensa, proveniente del PMDB, por conflictos con la Presidenta. Poco después se sumó una cuarta dimisión del, en ese entonces, Ministro de Agricultura Wagner Rossi perteneciente al Partido del Movimiento Democrático (PMDB), por desvío de recursos públicos para acomodar a familiares de líderes políticos de su partido.

Un mes más tarde Pedro Novais, titular del Ministerio de Turismo, fue acusado de abusar de fondos públicos para el pago de servicios domésticos personales, siendo el cuarto ministro obligado a renunciar por escándalos similares. A esto se suman diversas investigaciones a funcionarios de las carteras implicadas en estos ilícitos, incluyendo viceministros y subsecretarios.

Gracias a las medidas que ha adoptado la Presidenta en la senda de la lucha contra la corrupción, consiguió obtener, en octubre pasado, una aprobación de 71%. Esto también se potencia por la existencia de una desorganizada oposición que no ha sabido aprovechar los traspiés de la coalición gobernante.

La más reciente dimisión es la de Oscar Silva, titular del Ministerio de Deporte, quien es acusado de desviar 23 millones de dólares de fondos públicos destinados a programas deportivos sociales para jóvenes en situación de pobreza. Silva asumió la cartera en el gobierno de Lula da Silva (2006), así como todos los que hasta ahora han sido implicados en irregularidades que ocuparon algún cargo en el gobierno del ex Presidente. Sin embargo, su renuncia se debió al asedio suscitado tras las acusaciones, a pesar de no existir aún pruebas contundentes en el caso. El ex ministro asegura que comprobará su inocencia. Su sucesor es el diputado del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y correligionario de Silva, Aldo Rebelo.

Por último, y siguiendo con esta tendencia, el Ministerio del Trabajo y sus funcionarios están siendo investigados por nuevas acusaciones dentro de la misma línea.

La importancia económica y social que implican los encuentros deportivos en el país en los próximos años (Copa de las Confederaciones de la FIFA (2013), Mundial de Fútbol (2014) y los Juegos Olímpicos del 2016), principalmente por el turismo, la inversión extranjera y la posibilidad de entrar en nuevos mercados, implica que los dos últimos ministerios envueltos en casos de corrupción son claves y, por lo tanto, deben estar exentos de irregularidades para avocarse a la correcta y eficiente administración de los recursos destinados para la organización de estos eventos.

Ciertos analistas han atribuido esta ola de corrupción a la medida de Rousseff de recortar el presupuesto anual en 30 millones de dólares, lo que habría recaído directamente sobre los llamados “fondos discrecionales” con los que contaba el Congreso. Sin embargo, considerando que los ministros desvinculados han pertenecido al gobierno desde la administración anterior, se podría presumir que el partido gobernante presenta una seria crisis arraigada profundamente en sus filas, y que quizás esta no es sólo una “ola de corrupción” sino que, como los esfuerzos de Rousseff por transparentar el gobierno han sido fructíferos, están saliendo a la luz casos que tienen historia.