Ecuador: Nuevas restricciones al comercio libre

Por Roberto Villacreces

No existen justificativos contundentes que respalden las nuevas restricciones al comercio, pero si hay razones morales y económicas de peso para aumentar las relaciones de intercambio con el mundo. No es coincidencia que los países con economías más abiertas sean aquellos donde sus ciudadanos gozan de las mejores condiciones de vida, basta ver a nuestros vecinos, Chile, Perú, Brasil o Colombia.

Con asombro y preocupación observamos como el Comité de Comercio Exterior (COMEX) impone nuevas restricciones a la importación de vehículos y celulares, así como aumentos arancelarios para la importación de licor y otras 83 subpartidas. Las justificaciones –aunque como siempre aduciendo buenas intenciones– resultan absurdas: Reducir la contaminación ambiental, disminuir la balanza comercial que es desfavorable y para desincentivar el consumo de bebidas alcohólicas en la población. Los invitamos a que nos sigan en este breve análisis de cada caso.

La idea de buscar una balanza comercial favorable es un criterio errado introducido hace mucho por el mercantilismo. Según esta teoría, el país gana cuando las exportaciones (ventas al exterior) exceden a las importaciones (compras del exterior). Esta posición sobre comercio internacional no considera que las exportaciones son el precio que pagamos por las importaciones; son dos caras de la misma moneda. Para entender esto veamos los datos oficiales: En el año 2011 la balanza comercial no petrolera fue negativa en más de 8500 millones de dólares, lo cual resultaría preocupante si se lo analiza de forma aislada, sin embargo, si vemos la otra cara de la medalla, o sea la balanza comercial petrolera, veremos que esta es positiva en 7900 millones. La conclusión es que las mayores importaciones están siendo pagadas con a los ingentes recursos que obtenemos de la exportación de petróleo. Si tan preocupados están en el gobierno por reducir las importaciones, entonces reduzcan el excesivo gasto público, tan sencillo como eso.

Limitar la importación de celulares no tiene lógica. El argumento es que la importación de estos bienes produce un alto porcentaje de desechos tecnológicos. El día de mañana bajo este mismo argumento ambiental, restringirán la importación de computadoras, o gravarían con mayores impuestos a las lavadoras que son fuente de contaminación por plásticos en los océanos, es decir, tendríamos que renunciar a casi todos esos aparatos que han mejorado nuestro bienestar, y que sobre todo han sido capaces de incrementar nuestra productividad, solo para producir una leve mejora medioambiental.

En esa misma línea, si la preocupación del gobierno es el medio ambiente, restringir las importaciones de autos tampoco soluciona el problema, pues el aumento del uso del automóvil se mantendrá, ya que esto tiene una causa evidente: los subsidios a los combustibles. Con el precio de la gasolina subsidiada la gente tiene incentivos para usar el auto más de lo que debería. Y si ya no puede adquirir autos importados, estos los comprarán a las ensambladoras locales, que serán las grandes beneficiadas a costa del sacrificio de nosotros los consumidores.

Por ultimo, el aumento de aranceles a los licores importados es otra perdida de tiempo, que no reducirá el consumo de alcohol en la ciudadanía. La evidencia nos muestra que ante este tipo de medidas el consumo se mantiene, con el agravante que genera consecuencias no deseadas, como favorecer a un limitado número de empresas locales dedicadas a la producción de licores, quienes podrán incrementar sus precios afectando a los consumidores; fomentará el contrabando y la corrupción que gira en torno a esta actividad; por último, se fomentará la producción artesanal de licor barato, lo cual si podría convertirse en un atentado a la salud publica, no debemos olvidarnos de las intoxicaciones masivas en el pasado por el consumo de estos productos.

No existen justificativos contundentes que respalden las nuevas restricciones al comercio, pero si hay razones morales y económicas de peso para aumentar las relaciones de intercambio con el mundo. No es coincidencia que los países con economías más abiertas sean aquellos donde sus ciudadanos gozan de las mejores condiciones de vida, basta ver a nuestros vecinos, Chile, Perú, Brasil o Colombia.


* El autor es Analista e Investigador Asociado al Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP)

Publicado originalmente en IEEP (Ecuador), 25 de junio de 2012.