Argentina: La gente es cada vez más cautelosa para invertir o gastar

Empresarios y economistas ven el mismo cuadro: la gente mira y piensa dos veces antes de comprar un producto o de invertir en un bien. Es difícil ahorrar (más si se trata de un sueldo medio, que se destina casi totalmente al consumo cotidiano) y los créditos son caros, entonces, el resultado es una extrema cautela para hacer una operación que pueda impactar en la economía hogareña en los meses siguientes.

La disputa con los fondos buitre (o holdouts) que podría llevar al país a un default y, con más seguridad, a un mayor endeudamiento, parece alejada de lo que sucede puertas adentro en cada hogar. Sin embargo, tanta polémica aumenta la sensación de incertidumbre que antes ya habían instalado la suba de precios, la escasa generación de empleo y la pérdida de poder adquisitivo del peso.

“El impacto fundamental que tiene la discusión con los holdouts es, por un lado, retrasar decisiones económicas y, por otro, generar expectativas de incertidumbre sobre el futuro”, advirtió el economista Pablo Rojo, en diálogo con El Tribuno.

El expresidente del Banco Hipotecario entendió que los efectos directos se observan, por un lado, en el ámbito de las empresas, “es decir, aquellas que tienen programas de inversión o gastos previstos, hoy están difiriendo sus decisiones en espera del resultado de las negociaciones en Nueva York” que arrancarán mañana. Y lo mismo sucede “con las familias que están por tomar decisiones importantes como, por ejemplo, la compra de un inmueble o de un automotor, y que ahora sienten que un posible default puede cambiar las condiciones económicas de la Argentina y, entonces, también prefieren esperar un poco hasta que las cosas estén más clara”.

 

Experiencia

 

El retraso de las decisiones en materia de inversión y de consumo también fue señalado por otro economista, Aldo Abram, que dialogó con este diario sobre los efectos de que la Argentina haya sido emplazada a pagar a los fondos buitre.

“Los argentinos tenemos experiencia en saber qué hacer en este tipo de escenario de incertidumbre”, advirtió el también director de la fundación Libertad y Progreso. Y apuntó que con solo “salir una noche a un restaurante se puede observar que no es lo que veías hace unos meses; en un escenario como el actual, lo primero que la gente intuye es que las cosas se pueden complicar y empieza a ahorrar y el ahorro se hace en divisas y esto termina quitándole la sangre que necesita para funcionar la economía”.

 

La recesión, en el trasfondo

 

Tanto Rojo como Abram coincidieron en que, más allá de la actual discusión con el fallo en EEUU a favor de los bonistas que no entraron a los canjes de 2005 y 2010, la economía argentina ya mostraba claros signos de caminar más lento.

“Claramente la economía estaba mal mucho antes de que se produjera el fallo de la Corte de Justicia de los Estados Unidos”, entendió Rojo, quien señaló tres grandes focos de tensión en el frente interno.

“En primer lugar tenemos una tasa de inflación que está probablemente entre las más altas del mundo y esto genera tensiones políticas y sociales porque multiplica los planteos de ajuste salarial y de ajuste de valores”, sostuvo.

En segundo lugar ubicó el déficit de las cuentas públicas que, estimó, en el primer semestre fue 40% superior al del mismo período de 2013, “a pesar de que el Gobierno echa mano a recursos del Banco Central y del sistema jubilatorio”.

Y por último mencionó la “recesión económica generalizada en todos los sectores”. Puso como ejemplo la industria automotriz, que acumuló una caída del 23% en el primer semestre.

También el economista Abram mencionó la inflación (“que le quita poder adquisitivo a los salarios y hace que la gente cada vez sea más pobre”), y le sumó la pérdida de empleos (“que es preocupante sobre todo para aquellos que están alcanzados por las medidas de ajuste de las empresas”).

No obstante, consideró “al cepo cambiario” como uno de los problemas más graves que tiene la Argentina. “Es lo que está asfixiando a todos los sectores productivos y, además, es una barrera infranqueable a la inversión con lo cual hay que olvidarse de que tengamos una reactivación si no se saca el cepo”.

 

Las opiniones

 

“Lo que está pasando con los holdouts es una oportunidad que puede ser para bien o para mal, depende de cómo se encare. Es una oportunidad positiva porque el juicio en Estados Unidos tenía en vilo a todo el mundo ante la posibilidad de un fallo negativo que es la situación en la que estamos. Si la Corte Suprema de EEUU hubiera tomado el caso esa incertidumbre seguiría hasta hoy. Es una oportunidad porque si llegamos a un acuerdo con los fondos, al otro día esto que tanto ha buscado el Gobierno, que es financiamiento a tasas bajas, va a ser una realidad. Esto va a moderar las tendencias a la recesión y a la inflación, y por lo tanto la pérdida de empleos y del poder adquisitivo. Si no hay acuerdo e incumplimos el fallo, vamos a estar ante una posible crisis cambiaria – bancaria que la gente ya conoce”.  Aldo Abram

“La Argentina tiene pocas opciones en el contexto actual; más tarde o más temprano vamos a tener que acatar el fallo de la Justicia norteamericana. Me parece bien que el Gobierno trate de llevar las cosas a un plano de negociación en los términos más duros posibles. La realidad es que la Argentina ha recibido tres fallos en contra, dos en primera y segunda instancia y el tercero en la Corte Suprema de EEUU. Entonces, me parece bien que el Gobierno trate de lograr las mejores condiciones, sobre todo para cuidar un aspecto muy importante, que es la cláusula de igualdad de trato con aquellos bonistas que sí aceptaron las reestructuraciones de 2005 y 2010. Lo óptimo sería que cualquier acuerdo que se alcance con los acreedores sea suscripto con posterioridad al vencimiento de la cláusula Rufo”. Pablo Rojo.

 

 

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Publicado originalmente en El Tribuno (Argentina), el 8 de julio de 2014