Un porcentaje significativo de chilenas y chilenos le ha dado un voto de confianza a la centroderecha para avanzar al balotaje. Dicha confianza también se ha extendido a la representación parlamentaria del sector.  Se trata de un vuelco en las expectativas existente, favorable a la centroderecha, y en particular a Evelyn Matthei, bajo un escenario en que muchos esperaban un triunfo de Bachelet en primera vuelta.

Se trata de una segunda vuelta que será realmente una nueva elección; Matthei y Bachelet deben reconcursar no sólo por la confianza de millones de electores –donde el electorado de ME-O y Parisi serán los más cortejados–, sino, especialmente por aquellos millones que no concurrieron. Este último electorado podría desequilibrar la balanza de modo insospechado.

Y es que una de las lecciones relevantes que nos dejan estas elecciones, es que bajo voto voluntario, las ideas y las propuestas cobran gran relevancia. La segunda vuelta permitirá no solamente contrastar dos tipos diferentes de liderazgo femenino, sino que los chilenos podrán contrastar dos proyectos de sociedad bastante diferentes. En efecto, será el momento de mostrar, de manera unitaria e inclusiva a un electorado más amplia, el conjunto de ideas que subyacen a una serie de propuestas de política pública que conforman el programa de Matthei, y que reúnen a una coalición amplia de liberales, conservadores, progresistas, socialcristianos, y tantos otros grupos.

En efecto, la centroderecha cuenta con un proyecto potente desde la perspectiva del sentido profundo de la dignidad humana; la importancia de la libertad, la justicia y la responsabilidad individual; el rol clave que juegan las propias personas como motores y protagonistas de sus diversos proyectos de vida; el rol clave de la comunidad en la vida social; una economía social de mercado donde el Estado juega un rol importante pero limitado, favoreciendo la competencia y el fair play; una democracia basada en instituciones y que respeta los derechos de todos; entre otros.

Las chilenas y chilenos han hablado: Chile debe avanzar hacia reformas importantes en una serie de ámbitos, pero deben ser graduales, no revoluciones, y sobre todo, en un contexto de fuerzas políticas equilibradas que deben potenciar los acuerdos amplios.

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* José Francisco García, Coordinador de Políticas Públicas de LyD

Publicado originalmente en La Tercera, el 18 de noviembre de 2013