Chile: El nuevo diseño de Piñera

Por:

Luis Larraín A.

En:

El Mercurio (Chile

País:

Chile

Fecha:

23 de enero de 2011

Una lectura superficial de los cambios de ministros dice que el Presidente dejó de lado el diseño de un gabinete de técnicos, optando por uno de políticos. Pero lo cierto es que Piñera, sorprendiendo como lo suele hacer, termina con un equipo con más capacidad técnica y mayor destreza política.

¿Y cómo se hace eso? Bueno, introduciendo más tonelaje o mayor cilindrada, cualquiera sea la metáfora que se quiera usar para representar el mayor potencial del nuevo equipo de ministros.

Porque no se puede desconocer que contar con Laurence Golborne en Energía, Pedro Pablo Errázuriz en Transportes y Evelyn Matthei en Trabajo, satisface con creces las capacidades técnicas que se requieren para gobernar. Y tampoco podríamos negar que la incorporación de Andrés Allamand al gabinete y de la misma Evelyn, le confieren al equipo de ministros una experiencia política y capacidad de negociación con el Congreso y la ciudadanía, que no estaban presentes en igual medida en el antiguo gabinete.

¿Puros beneficios para el Gobierno, entonces? ¿No será muy optimista esta visión?

Es que no es tan simple la cosa. La pretensión del Presidente de aumentar la potencialidad de su equipo de gobierno, su decisión de aspirar a metas más altas durante su mandato, le significan también aumentar el riesgo.

La esencia de este cambio de gabinete es el mayor riesgo que toma el Presidente, con la esperanza de aumentar también los beneficios que su liderazgo le legará al país. Nada muy distinto a lo que ha hecho Piñera toda su vida.

El Gobierno incrementa con esta medida su capacidad de logro. Ya esta semana fue pródiga en noticias: rápida resolución del conflicto del gas en Magallanes con Golborne incorporado al equipo que, liderado por Hinzpeter y Ubilla, hacía frente a una complicadísima situación. El Ministro de Educación, Joaquín Lavín, consigue votos de la Concertación para apoyar su Reforma Educacional, dando un gran paso en su sector. Allamand desactiva con rapidez y decisión una serie de desaciertos en materia de Defensa. Evelyn Matthei se posiciona rápidamente como interlocutora del mundo sindical.

Es verdad que no todo es tan brillante como parece; que en Magallanes las cesiones fueron muchas y el Gobierno salvó apenas el honor, que en Educación falta aún un largo trecho que recorrer para estar seguros que la calidad de la educación mejorará. Pero lo cierto es que el equipo del Presidente Piñera muestra una capacidad de resolver situaciones que augura un futuro auspicioso.

¿Cuál es el fundamento de esta mayor capacidad de gestión del Gobierno? La competencia. Piñera ha agregado a su gabinete a nuevos presidenciables, Andrés Allamand lo es, qué duda cabe, y Evelyn Matthei podría serlo. Rodrigo Hinzpeter, Joaquín Lavín y Laurence Golborne también lo son, desde hace rato; y cada uno de ellos acicateado por la nueva competencia se esfuerza por destacar exhibiendo una gestión brillante. El Presidente está feliz con eso y ya ha dicho que no le molestan los presidenciables en su gabinete y que espera también que éstos muestren sus credenciales a través de un buen trabajo sectorial.

Pero esto tiene también riesgos. La competencia puede salirse de cauce si los ministros presidenciables empiezan a mirar mucho para el lado. Si su necesidad de estar en los medios de comunicación los lleva a hablar más de la cuenta, a invadir territorio ajeno, a referirse a temas que sólo les pueden traer problemas. Y aquí hay un solo árbitro posible: el Presidente Piñera se ha echado una nueva responsabilidad sobre los hombros.

Un segundo problema es la capacidad de articulación del Gobierno. Los ministros de La Moneda también ven recargada su labor con este nuevo diseño de mayor potencia y vértigo. Como lo demostró Magallanes, la idoneidad técnica no es suficiente, alguien tiene que hacer la síntesis, elegir la oportunidad, anticipar, escoger las peleas que el Gobierno quiere dar: la asesoría presidencial, incluyendo Comunicaciones, tiene por delante un desafío formidable y requiere gran cohesión y eficiencia.

(*) Director Ejecutivo de la Fundación Libertad y Desarrollo de Chile

Fuente: El Mercurio, 23 de enero de 2011