Historia Política Reciente

En 1988 un plebiscito convocado por el mismo gobierno obliga a llamar a elecciones libres, con lo cual, en 1990, se pone fin al régimen de facto volviendo a la normalidad democrática. Cuatro han sido los presidentes que, desde esa fecha, han llegado a “La Moneda” apoyados por la misma coalición de centro izquierda, denominada Concertación: los democratacristianos Patricio Aylwin (1990-1994) y Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000); y los socialistas Ricardo Lagos (2000-2006) y la actual Primera Mandataria, Michelle Bachelet, (2006-2010).

Los incentivos institucionales existentes para formar dos grandes coaliciones en elecciones son los aspectos más importantes del proceso político chileno. Es así, como la política en Chile está dominada por dos coaliciones políticas, por un lado la Concertación de Partidos por la Democracia de centro izquierda, compuesta por el Partido Socialista, Partidos por la Democracia, Partidos Radical Socialdemócrata y la Democracia Cristiana. Mientras que en la oposición se sitúa la Alianza por Chile de centro derecha (antiguamente llamada Unión por Chile), compuesta por los partidos Renovación Nacional y Unión Demócrata Independiente.

La elección presidencial del 12 de diciembre de 1999 marcan un punto de inflexión en la historia política chilena, a partir de esa elección la política comienza a convertirse en competitiva. Por primera vez, la elección para escoger a la persona que presidirá la República durante los próximos seis años, necesitó de una segunda vuelta al no lograr ninguna mayoría absoluta. Sino que se produjo un empate entre los dos principales candidatos: Ricardo Lagos (Partido Socialista), con el 47,96% de los votos, y Joaquín Lavín (Unión Demócrata Independiente), con el 47,52%.

Al margen del apoyo recibido por la Concertación, esta elección significó la práctica desaparición de los candidatos pequeños, incluido el Comunista (2,94% de los votos), y el sorprendente ascenso de la centro derecha. Sin embargo, el 16 de enero de 2000, Lagos, en segunda vuelta, consiguió desmarcarse de su opositor y obtener los votos suficientes para ser jefe de Estado, con un 51,31% frente al 48,69% obtenido por Lavín.

Ricardo Lagos Escobar, asumió la presidencia el 11 de marzo de 2000, convirtiéndose así en el primer presidente socialista en 27 años y el tercer de la Concertación en la última década.

En el Senado, sin embargo, la Concertación se hallaba en equilibrio de fuerzas con la oposición; además estaban los nueve Senadores designados, algunos de ellos vitalicios. La cuota de Senadores vitalicios estaban reservados para los antiguos comandantes de las Fuerzas Armadas y esta era una de las imposiciones constitucionales que Lagos pretendía abolir.

Finalmente, el 16 de agosto de 2005, previo consenso con todos los partidos parlamentarios, el pleno del Congreso aprobó un paquete de enmiendas constitucionales que entre otros cambios supuso la abolición de los Senadores designados y vitalicios, y la restitución al Jefe de Estado de la facultad de nombrar a los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, previa consulta al Senado. Además la reforma política incluyó también la reducción del período presidencial de seis a cuatro años sin posibilidad de reelección inmediata. Reformas constitucionales que fueron consideradas el fin de la transición a la democracia. En materia económica, inició su mandato con un crecimiento sostenido, pero transcurridos dos años, una caída en las exportaciones sumada a la reducción de la demanda interna recortó ese crecimiento a la mitad, lo que se tradujo en el aumento del desempleo y un déficit presupuestario. Situación que mejoró en el año 2003 por el excelente comportamiento de las exportaciones, dinamizada por el alto precio del cobre (principal exportación del país) y los avances en la red de tratados de libre comercio suscrito con países y organizaciones internacionales –como el Acuerdo de Asociación con la UE y el TLC con los EE.UU.-.

Chile proyectaba una imagen de seriedad y estabilidad, lo que le aseguró a Lagos altos niveles de popularidad a lo largo de su mandato, pero su aprobación no estuvo exenta de baches, fundamentalmente debido a una serie de escándalos relacionados con prácticas fraudulentas en el aparato del Gobierno, los partidos que lo componían y diversas instancias del Estado. El escándalo de las remuneraciones ilícitas, denominadas “coimas” y “sobresueldos”, dio lugar a investigaciones judiciales que terminaron con procesamientos. Es así como el desafuero de cinco diputados de la Concertación y la prisión para un ex ministro reveló, que efectivamente, en Chile las instituciones funcionan.

Tras varios meses de indecisiones sobre la candidata de la Concertación, finalmente la ex ministra de Defensa, Michelle Bachelet, fue nombrada candidata única del oficialismo. Enfrentándose esta vez a una Alianza que no logró llegar a consenso, y se presentó divida entre dos opciones.

En este escenario, las elecciones del 11 de diciembre de 2005, Michelle Bachelet obtuvo una votación de 46%, un buen resultado que, sin embargo, la obligó a concurrir a segunda vuelta el 15 de enero de 2006. Su contendor fue Sebastián Piñera, un empresario de centroderecha que en una intensa campaña, encabezando la lista de Renovación Nacional, obtuvo el 25,5% del total, dejando atrás a Joaquín Lavín, de la UDI, con un 23,3%.

Por primera vez, los candidatos presidenciales de la Alianza sumaron más votos que los candidatos de la Concertación. Pero en segunda vuelta, gracias al apoyo de sectores de la izquierda extraparlamentaria, la Concertación logró la mayoría. Y con ello, Michelle Bachelet, se convirtió en la primera mujer en llegar a la presidencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

(a) Coalición integrado por: Partido Socialista(PS). Partido por la Democracia (PPD), Partido Radical socialdemocrata(PRSD) y la Democracia Cristiana (DC)

La Concertación logró también un triunfo en las elecciones parlamentarias, obteniendo la mayoría en ambas Cámaras, siendo la primera vez desde el retorno a la democracia en 1989. En la Cámara de Diputados, la Concertación logró una cómoda mayoría al elegir 66 diputados, lo que fue posible tras doblar los votos de la centro-derecha en seis distritos. La oposición en tanto, consiguió 54 diputados, mientras que la izquierda extraparlamentaria, no logró ningún diputado, al igual que en las cuatro elecciones anteriores.

La Presidenta prometió un Gobierno más cercano y no ser sólo continuidad de los anteriores gobiernos concertacionistas, al insertar la noción de “gobierno ciudadano”. Sin embargo, en la práctica la Presidenta debió hacerse cargo y responder los temas pendientes que dejó el gobierno de Ricardo Lagos.

El gobierno de Bachelet mantuvo los principales lineamientos de la política económica de sus predecesores, incluidas la política de apertura comercial y firma de acuerdos de libre comercio. Sin embargo, un tema político que marcó su administración fue la implementación del Transantiago, sistema de transporte público para la capital ideado bajo la administración de Ricardo Lagos y que no dio los resultados esperados, debiéndose reestructurar con un gran costo económico y social.

En política exterior, se le criticó su desempeño en la polémica desatada durante el viaje de Bachelet a Cuba y las declaraciones de Fidel Castro apoyando la demanda marítima boliviana, y la falta de cumplimiento de Argentina en sus compromisos en materia de seguridad energética.

No obstante, la regular evaluación que tuvieron las políticas implementadas durante su administración, la Presidente Bachelet obtuvo constantemente una buena aprobación popular. Sin embargo la Concertación, coalición de la que aún es parte, mostró signos de evidente desgaste. Disputas internas, división ideológica -encarnada en los temas de aborto y eutanasia- y una creciente deslegitimización ante la ciudadanía debido a los escándalos de corrupción, ocasionaron divisiones nunca antes vistas en esta coalición. Prueba de ello es la escisión de una facción del mayor partido de la coalición, la Democracia Cristiana, cuando el ex presidente de este partido y ex senador Adolfo Zaldívar es expulsado de la colectividad, arrastrando consigo a diversos parlamentarios, lo que desembocó en la creación de un bloque de independientes.

Tras un 2008 con elecciones municipales, que contaminaron en parte las agendas de los partidos, las elecciones del 2009 fueron enfrentadas por una Concertación dividida. No se realizó una elección primaria a nivel nacional, sino que se acotó a dos regiones entre el expresidentes Eduardo Frei de la Democracia Cristiana y José Antonio Gómez del Partido Radical Socialdemócrata, con el triunfo del primero. Además, la irrupción de otro candidato de las filas del Partido Socialista, que fue rapidamente subiendo en las encuestas, dejó en evidencia las diferencias internas de la coalición.

A diferencias de las elecciones anteriores, los sondeos previos, mostraban al candidato de la Alianza, Sebastian Piñera de Renovación Nacional con ventajas sobre el candidato de la Concertación.

El día domingo 13 de diciembre de 2009 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales y parlamentarias en el país, dando como resultado la victoria en primera vuelta de Sebastián Piñera y la Coalición por el Cambio, pacto creado en el 2009 que agrupaba principalmente a la centro-derecha chilena, conformado específicamente por: la Alianza por Chile (Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN)), el partido Chile Primero (CH1), los movimientos Norte Grande y Humanista Cristiano (MHC).

 

 

 

 

 

 

 

Con un 44,06% de votos por parte de Sebastián Piñera y un 29,6% del candidato de la Concertación y ex presidente (1994-2000) Eduardo Frei Ruiz-Tagle, se dio paso a la realización de la segunda vuelta, debido a que ninguno obtuvo mayoría absoluta. La segunda de elecciones se realizó el 17 de enero de 2010, dando como ganador a Piñera con un 51,61%, siendo el primer candidato de derecha que es electo presidente desde 1958, frente a un 48,39% de Frei. Asume el mando el 11 de marzo del mismo año y rompe con 20 años de Concertación en el poder.

Un fenómeno importante de estas elecciones y que afectó la configuración de fuerzas sobre todo en la primera vuelta, fue la participación de Marco Enríquez-Ominami, un ex socialista que se desvincula de la Concertación para crear su propio proyecto apoyado por el Partido Humanista (PH), el Partido Ecologista (PE), además de diversos movimientos que conformaron la «Nueva Mayoría Para Chile». Debido a su tardía entrada a la carrera presidencial, al comienzo ostentaba una discreta aprobación ciudadanana. Sin embargo, finalmente logró reunir una considerable votación de 20,14% en primera vuelta que, a pesar de su cercanía anterior a la Concertación no pudo ser capitalizada por Frei en segunda vuelta. Marco Enríquez-Ominami representaba el descontento de una facción de los votantes Concertacionistas con respecto al desgaste político de 20 de años de esta coalición en el poder.

La Coalición por el Cambio no corrió la misma suerte en la elección de parlamentarios, ya que gobierno sin mayoría en las dos cámaras (ver Composición del Congreso). Esto ha limitado bastante al gobierno para poder realizar su labor como la tenía planeada ya que además encontramos una oposición en crisis, dividida, y poco constructiva.

Además, desde el cambio de mando, ciertos eventos incontrolables han dificultado más aún las labores de la nueva coalición gobernante como lo fue el terremoto del 27 de febrero de 2010, uno de los más fuerte de la historia mundial, que puso como prioridad el gran tema de la reconstrucción.

Por otro lado, el surgimiento del mayor movimiento estudiantil de los últimos años, ha puesto en el tapete la discusión y pronta reforma de la educación pública en el país. Sin embargo, las presiones ejercidas por un movimiento altamente ideologizado e intransigente, están generando un apresuramiento dañino de decisiones que son realmente importantes. Esto ya que son casi siete meses de protesta, paralizando clases en colegios y universidades mediante la ocupación de los establecimientos, desestabilizando la aprobación del gobierno y, al mismo tiempo, agregando una cuota altísima de violencia física y política en las calles de las principales ciudades del país.