Paraguay: Paraguay está sumido en una crisis política

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El ex obispo Fernando Lugo apoyado por la heterogénea Alianza Patriótica para el Cambio gana las elecciones del 20 de abril de 2008 con un 40,83% de los votos, poniendo fin a seis décadas de Gobierno del Partido Colorado. En medio de promesas y una gran expectación Lugo asume la presidencia paraguaya el 15 de agosto.

Todo parecía augurar que el cambio había llegado, sin embargo, el panorama político se ha complicado. Prueba de ello es que a poco tiempo de asumir, Lugo rápidamente se vio envuelto en conflictos y rumores de conspiración.

A poco andar, los problemas emergieron de su propia coalición, que se unieron contra el común enemigo (el Partido colorado) pero ahora, cuando deben gobernar, han salido a la luz las diferencias que les separan. El principal problema reside en las diferencias que separan a Lugo y a su vicepresidente,  Federico Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA).

Sin embargo, no sólo crisis política ha rodeado al gobierno, sino que también se ha visto envuelto en escándalos morales. En abril pasado, tres mujeres denunciaron que el ex-obispo tendría hasta 6 hijos, los cuales habrían nacido de relaciones mantenidas con estas mujeres -algunas adolescentes- mientras ejercía su obispado. Lugo reconoció a uno de ellos, el primer caso que salió a la luz.

Hoy, tras un año y medio de gobierno, Paraguay se ve inserto en una crisis institucional, en donde Lugo tiene como principal opositor al vicepresidente, y sectores de la oposición han amenazado con enjuiciar al mandatario. Por ello es que cabe la pregunta: ¿vivirá Paraguay con Lugo lo mismo que Honduras con Zelaya?

 

Promesas Incumplidas

Lugo anunció que buscará «un crecimiento económico continuo con más empleo y mejor distribución de ingresos; un Estado con mayor institucionalidad y un Estado socialmente más responsable para atender la extrema pobreza»[1], pero lo que hoy está entregando es la mayor caída de la economía en 50 años, luchas entre ricos y pobres a causa de su Reforma Agraria, y acusaciones de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) quienes afirman que empobrece a los trabajadores y privilegia a los empresarios.

La economía ha retrocedido un 3,8% y la popularidad del Presidente ha caído casi 20 puntos, llegando al 29,5%, de acuerdo al estudio del sociólogo Enrique Chase, del Instituto de Comunicación y Arte (ICA) publicada en diciembre pasado.

Una encuesta realizada también por Chase, pero en febrero del 2009, confirma lo que se ha mencionado. El 33,4% de los paraguayos cree que Lugo no ha cumplido sus promesas, a lo que se suma que, el 30,4% piensa que el Presidente no nombró a las personas más idóneas para los puestos claves.

Grave resulta el hecho de que 1 de cada 3 paraguayos crea que Lugo no será capaz de terminar su mandato debido a conflictos y falta de gobernabilidad. Cabe destacar que, el ex Presidente, Nicanor Duarte, «tardó dos años en llegar a este nivel que Lugo está llegando ahora», de acuerdo al sociólogo.

La negativa evaluación que recibe Lugo en febrero se mantiene, e incluso empeora en diciembre. Según los estudios de Chase, el 52% cree que su Gobierno es regular, y del 60% que apostaba por que haría un buen gobierno, hoy sólo el 26% mantiene esa opinión.

En este sentido, la comunidad internacional no se muestra más optimistas que los propios paraguayos, el diario hondureño El Heraldo, lo calificó como uno de «los 10 fiascos del año2009».

Los conflictos en el Gobierno comenzaron desde el primer día. La alianza política del Presidente se mantenía unida sólo por las ganas de terminar con los gobiernos colorados, por lo que una vez en el poder las diferencias se acentuaron, sobre todo entre el mandatario y su sucesor constitucional, Federico Franco.

En ese sentido, al igual que en Argentina, el vicepresidente se transformó en el principal opositor del Gobierno, influyendo en la baja popularidad del mandatario y siendo uno de los protagonistas de los conflictos internos.

 

Lugo v/s Franco

Las diferencias entre ambos se hacen sentir desde un principio. A menos de una semana de asumido el Gobierno, Franco ya expresaba su desagrado por haber sido excluido del equipo político.

Este conflicto puede ser muy perjudicial para la administración, sobre todo si se toma en cuenta que el vicepresidente es el nexo entre el Congreso y  el Ejecutivo, además de que controla la dirección del Partido Liberal Radical Auténtico, principal partido de la coalición de Gobierno.

El Gobierno, en este año y medio, ha sufrido diversas crisis que han hecho que Franco tome una posición cada vez más opositora.

Hacia fines del año pasado, el vicepresidente mostraba su descontento explícitamente, incluso hablaba de que el mandatario había cometido traición ya que no había cumplido sus compromisos. Afirmando que «la promesa electoral se convierte en compromiso cuando una persona es elegida. Cuando se incumple el compromiso el pueblo ha sido engañado»[2].

El incumplimiento de Lugo se ha transformado en el principal ataque que ha recibido su Gobierno.

De acuerdo a lo publicado por el diario La Nación la gestión del Presidente no ha sido la mejor, de ahí que el medio afirme que no «se puede soportar a un Presidente que mal informe al pueblo y falsifique las promesas electorales, que son la base de la aprobación general por la que se encuentra en el cargo»[3].

 

La crisis institucional

A fines de agosto del 2008, la mayoría del Congreso anuló el juramento como senador del ex Presidente Nicanor Duarte[4], por lo que la presidencia del Senado fue cedida al representante de la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos, Enrique González Quintana.

Con esto, se paralizó al Legislativo, lo que llevó a que Lugo amenazara con realizar una consulta popular. Finalmente, Nicanor Duarte, con el apoyo de los partidarios de Lino César Oviedo[5]jura como senador.

Este conflicto hizo que el Presidente se sintiera menoscabado, e incluso denunciara un complot entre Duarte y Oviedo contra él.

En medio de esta crisis se generó presión social por parte de las organizaciones que apoyaban a Lugo, lo que desembocó en que a Duarte se le excluyera como miembro activo, dejándolo como senador vitalicio, con voz pero sin voto.

A esto se suma el conflicto con el campo. Durante la campaña, el Presidente había prometido tierras para todos, por lo que los campesinos se levantan y comienzan una ofensiva que exige la puesta en marcha de la Reforma Agraria.

Para noviembre del 2008, la crisis del campo sobrepasaba al Gobierno. Lugo se enfrentaba, por un lado, con los campesinos que reclamaban tierras, y por otro, con los empresarios brasileros de soja radicados en Paraguay que exigían se respetara la propiedad privada.  A estas alturas el campo se había transformado en escenario de lucha en donde se veía «el accionar de grupos violentos pregonando la lucha de clases y el odio al extranjero»[6].

Es este contexto, las reacción y señales enviadas por el gobierno fueron confusas, y de acuerdo al diario La Nación de Paraguay, «solo falta una chispa para incendiar el país y el Estado no está en condiciones de proteger a nadie. Ni en el campo, ni en las ciudades la seguridad existe».

La falta de medidas claras que pusieran fin a la crisis del campo le costó popularidad al Presidente.

 

Un posible juicio político

Comenzó el 2009 y la situación no mejoró e incluso se complicó aún más para el Presidente. Los principales partidos de la oposición buscarán enjuiciarlo.

El senador colorado, Juan Carlos Galaverna, es el organizador de la posible destitución. Ha dicho que su bancada y varios senadores castiglionistas (disidentes colorados y partidarios deLuis Alberto Castiglioni), al igual que los nicanoristas (seguidores de Duarte) están a favor de sacar al Presidente mediante un juicio político. «Nuestra bancada tiene muy clara la película, no tenemos otra salida que el juicio, la buena suerte de la República necesita defenderse de Lugo en la Presidencia de la República», dijo Galaverna.

No obstante, en este tema el coloradismo se muestra dividido. El Unace, representado por Lino Oviedo no se muestra a favor del juicio político, sino que más bien de otorgarle dos años de gracia al Presidente. Pero, esto no es suficiente, ya que, la senadora colorada, Lilian Samaniego, inició en diciembre un lobby con el que se buscarán votos para procesar a Lugo, según lo anunció el senador colorado Martín Chilola.

Las razones para el juicio no eran nuevas. La crisis del campo había demostrado que Lugo no cumplió lo que prometió y que carecía de habilidades para Gobernar. A estos hechos se suma una acusación de corrupción contra el Presidente Lugo en una venta de tierras a campesinos, e incluso, la vinculación de éste con un grupo armado de extrema izquierda que opera en el norte del país.

La pasividad ante secuestro del empresario ganadero Fidel Zavala por grupos armados, y la compra a un alto precio de los terrenos del empresario brasilero Ulises Texeira Rodríguez, generaron mayores cuestionamientos en la oposición.

En este escenario, Paraguay vive una clara crisis política, que hace recordar el caso de Honduras. La oposición también buscaba sacar al Presidente, y si bien allí hubo golpe de Estado, las ganas de destitución se replican en ambos países.

Pero, Paraguay no es Honduras y Zelaya no es Lugo, por lo que es de esperar que este país pueda solucionar la crisis y evitar así un segundo caso Honduras en América Latina.

 

 


[1] «Paraguay: Lugo delinea pactos para asegurar la gobernabilidad», Infolatam, 19 de agosto de 2008, en: www.infolatam.com

[2] «Lugo cometió traición», La Nación, Paraguay, 14 de diciembre de 2009, en: www.lanacion.com.py

[3] «Lugo cometió traición», La Nación, Paraguay, 14 de diciembre de 2009, en: www.lanacion.com.py

[4] Ex Presidente del Partido Colorado, que gobernó entre los años 2003-2008.

[5] General Paraguayo y Jefe de las Fuerzas Armadas hasta 1996. Fue acusado de un Golpe de Estado para derrocar al Presidente Juan Carlos Wasmosy en 1996.

[6] «Paraguay: el gobierno desbordado por las protestas campesinas», Infolatam, 6 de noviembre de 2008, en: www.infolatam.com