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Más de 77 millones de mexicanos fueron convocados a unas elecciones llamadas «intermedias», para la renovación de 500 diputados, además de algunos gobernadores y autoridades municipales (seis gobernadores, alcaldes y legisladores locales en 11 estados). Este proceso, según autoridades electorales y observadores internacionales se realizó sin mayores incidentes, y han servido para medir el desencanto con la clase polÃtica y el apoyo al partido del presidente Felipe Calderón tras tres años de gobierno.
A estas elecciones se sumó un inusual movimiento respaldado por intelectuales y lÃderes de opinión que promovieron la emisión de votos nulos en protesta por una clase polÃtica que a su juicio sólo vela por intereses de grupo y que impide la postulación de candidatos independientes. En este sentido, se apreció un aumento significativo de un 3% o 4% de votos nulo o blanco, lo que puede ser una señal de una creciente fuerza que no se siente representada. Sin embargo, no se produjo un porcentaje importante de abstencionismo (56,2%), que analistas consideran está dentro del rango normal de una elección intermedia.
En este sentido, el Congreso que desde 1997 ha estado compuesto por tercios partidistas, que han permitido negociaciones polÃticas, comienza a cambiar su configuración. El priismo que gobernó México durante 71 años y que actualmente es la tercera fuerza, recupera en parte su poder, tras nueve años del triunfo del partido oficialista PAN.
Como lo demostraron las encuestas durante la campaña, el gran triunfador fue una de las mayores fuerzas opositoras de México, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ganó con el 36.6% de los votos; el PAN consiguió el 27.9%; el PRD, 12.2%, al contabilizarse el 96,8% de las actas de votación.
De esta forma, el PRI se convierte en la agrupación con más presencia en la influyente Cámara baja, ya que pasó de 106 a 233 escaños, que se unirán a los 22 del Partido Verde Ecologista, que superó el 7%. Por su parte, el PRD, pierde su dominante posición que obtuvo en el 2006 al descender de 127 a 72 escaños. Mientras que el oficialista PAN, se convirtió en la primera minorÃa, al caer de 206 a 146 escaños.
Hay que recordar que estas elecciones vienen precedidas por elementos desfavorables para el Gobierno panista, la crisis económica mundial, el virus de la influenza y la inseguridad que ha creado la lucha con los cárteles del narcotráfico. Estos elementos y los resultados de estas elecciones marcarán inevitablemente la agenda polÃtica de la segunda parte del mandato de Calderón. El Presidente mexicano se queda con menos diputados en un momento difÃcil, deberá redefinir objetivos y convocar a la oposición -especÃficamente al  PRI- si se quiere avanzar.