Latinoamérica: La Alianza del Pacífico y su importancia

Por Jorge Rosenblut

 

En enero, tuve el honor de participar en la Cumbre de la Comunidad de Naciones Latinoamericanas y del Caribe y la Unión Europea. Como suele suceder, los 45 jefes de gobierno y primeros ministros atrajeron la atención de los medios. Pero lo que pasó casi desapercibido fue un cambio “sísmico” en la integración latinoamericana: cuatro países adoptaron una posición conjunta que representa un avance histórico para el continente.

Así, Chile, Colombia, México y Perú están forjando un nuevo camino –uno del siglo XXI– al Primer Mundo. Si bien son competidores en muchos ámbitos (exportaciones, inversiones extranjeras, mano de obra, etc.), la integración económica bajo la Alianza del Pacífico anuncia un nuevo tipo de asociación en América Latina: pragmática en vez de política, con la vista puesta en el futuro, y no en la historia. Ello gracias a su compromiso con los mercados libres, las políticas de libre comercio, la estabilidad fiscal y una apertura sin ambages a la inversión extranjera.

Este bloque equivale a la novena mayor economía del planeta; su población de 207 millones, al 36% de Latinoamérica; su PIB de US$ 2,9 billones, al 40% del PIB regional; y su PIB per cápita es de unos 
US$ 14.000 (poder de compra).

La Alianza del Pacífico es el bloque regional con la mayor tasa de crecimiento. Perú posee los mayores indicadores de crecimiento, con un aumento del PIB para 2012 de 6,3%, y 14 años de crecimiento sostenido. Lo sigue Chile, con 5,5% y 12 años de crecimiento sostenido (excluyendo 2009), luego Colombia con 4,8%, y México con 4%. Además, las inversiones entre los cuatro países han crecido rápidamente. Por ejemplo, las empresas chilenas han invertido más de US$ 20.000 millones en Perú y Colombia en la última década.

Sorprende que, a pesar de ser competidores en algunos sectores, estos países hayan logrado tener líderes que apoyen este nuevo tipo de integración. La Alianza del Pacífico ha iniciado, en palabras del presidente Juan Manuel Santos, “el proceso más importante en la historia de América Latina, no sólo debido a la importancia de sus miembros, si no por lo que ya han logrado”.

Hasta el presente, América Latina ha buscado, sin éxito, un guión, pero sus intentos han desembocado con frecuencia en pobreza y convulsiones sociales. Comenzando con Chile en la década de 1980, y luego Perú, Colombia y más tarde México, los miembros de la Alianza del Pacífico se han embarcado en un viaje de características similares y la misma visión de futuro. Han encontrado una fórmula para reescribir la trama de su historia.

Los lineamientos de la Alianza son claros. Los cuatro desean “profundizar la integración de sus economías y emprender acciones conjuntas para agilizar el comercio con la Región Asia-Pacífico, partiendo de los acuerdos existentes de comercio bilateral entre los Estados miembros”. El próximo paso es “avanzar gradualmente hacia la meta del libre movimiento de bienes, servicios, capital y personas”, tal como se detalla en la declaración que dio origen a la Alianza.

Otros países están dispuestos a seguir el ejemplo. Paraguay y Uruguay, ambos miembros de Mercosur, han solicitado estatus de observadores en la Alianza. España ya goza de la condición de observador y recientemente, el Presidente Mariano Rajoy dijo que su país ha solicitado la plena membresía. Para España, los potenciales beneficios son enormes ya que podría aprovechar docenas de acuerdos de libre comercio firmados por Chile, Colombia, México y Perú. Estos cuatro países ya tienen acuerdos comerciales con EEUU. “La Alianza del Pacífico puede representar una gran plataforma para que Europa se proyecte hacia el Asia-Pacífico”, ha dicho el presidente Sebastián Piñera.

Los países de la Alianza del Pacífico miran hacia Asia y el espacio que los separa -el Océano Pacífico- ya no es un obstáculo gracias a los acuerdos comerciales. El océano que antes era una barrera enorme y costosa, hoy es una carretera comercial de alta velocidad. El comercio entre Asia y la Alianza del Pacífico alcanzó los US$ 176.000 millones en 2011. China representa el 64%, Japón el 21% y Corea del Sur el 15% del comercio total.

El guión de la Alianza del Pacífico está lejos de concluir. La modernización del Estado, reformas a la educación y la salud, la implementación de una segunda generación de reformas estructurales, la sustentabilidad medioambiental, son algunos de los puntos de la agenda que aún deben implementarse.

Sin embargo, con sus planes de integración económica, la Alianza del Pacífico se convertirá en un bloque de economías que se encaminan al desarrollo pleno. Durante siglos, las cuatro naciones de la Alianza del Pacífico han enfrentado enormes desafíos económicos que los han mantenido al margen de la economía global. Ahora, y por primera vez en su historia, están en el “lado correcto” de América del Sur.

 

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Publicado original Diario Financiero, 12 de abril de 2013