Latinoamérica: El gobierno de Trump y los 7 hitos que han marcado sus primeros 100 días

Por M. Akbulyakova e I. Gallegos

“No importa cuánto logre dentro del ridículo estándar de los primeros 100 días, y ha sido mucho, los medios me matarán”. Con este mensaje en Twitter, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se anticipaba a las reacciones que habrá este sábado, cuando su gobierno alcance la valla con que se ha medido a todos los anteriores desde Franklin D. Roosevelt en 1933.

El magnate inmobiliario ha mostrado determinación en lo geopolítico, endureciendo el tono hacia Rusia y estrechando la relación con China. En lo doméstico, ha tenido que retrasar sus planes para instalar un muro fronterizo con México y restringir la inmigración, ha fracasado en su intento por deshacerse del Obamacare y hecho anuncios históricos en materia tributaria. El debut en la política de la exestrella televisiva puede resumirse en siete puntos.

1 Ambiciosas metas para la economía

Mientras la Casa Blanca apunta hacia una expansión de 3% del PIB en 2017, el panorama no es alentador. La mayor parte de las proyecciones apuntan a un 2,2% o 2,3% de crecimiento.

Los primeros meses del año han dado señales ambiguas, con el gasto de los consumidores –responsable del 70% de la economía– debilitado. Los economistas estiman que las compras de viviendas podrían recuperarse en los próximos meses, en momentos en que el mercado laboral está cerca del pleno empleo, la contratación es estable y los salarios crecen. En contraparte, las ventas de automóviles parecen haberse estancado.

Hoy se da a conocer el PIB del primer trimestre y ayer las expectativas eran sombrías, con algunos pronosticando una cifra incluso menor a 1%. Aunque la actividad normalmente pierde dinamismo entre enero y marzo por factores estacionales, los expertos veían una debilidad del consumo mayor a la esperada.

Tanto la Fed como la mayor parte de los economistas reconocen que hay condiciones para una recuperación, aunque estiman que, incluso si la economía logra cumplir las ambiciosas metas del gobierno, un ritmo de 3% no duraría mucho.

2 Reforma fiscal

Tal y como había prometido durante su campaña, el mandatario presentó esta semana un plan para reducir los impuestos corporativos del 35% actual a 15%. Con ello, la primera economía mundial pasaría de tener una de las tasas más altas del mundo a una de las más bajas.

No obstante, hay dudas de que su propuesta se traduzca en una ley igual de ambiciosa. Asesores parlamentarios han asegurado que un recorte tan agresivo no podría durar más de algunos meses sin poner en peligro el equilibrio fiscal, que, en 2016, vio crecer el déficit por primera vez en cinco años.

Si Trump no logra convencer al parlamento de que su plan tributario no hará necesario ampliar las previsiones de déficit para los próximos diez años, la iniciativa requerirá apoyo de los demócratas para sobrevivir en el senado. Y los líderes de la oposición ya han adelantado su negativa.

3 Negociaciones comerciales

Pese al tono amenazante de su campaña, que hizo al peso mexicano bajar a mínimos históricos y a China cuestionar sus metas de crecimiento, Trump parece haber suavizado su postura proteccionista.

Ayer confirmó en Twitter que EEUU renegociará el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (Nafta) con Canadá y México, tras conversar con los líderes de ambos países, aunque insistió en que “si no se logra acordar un tratado justo para todos, saldremos del Nafta”. Así, desmintió filtraciones sobre una orden ejecutiva para retirarse del acuerdo.

El propio canciller mexicano, Luis Videgaray apreció la “dinámica respetuosa y constructiva generada con EEUU” y, sobre el Nafta, sostuvo que “se acordó mantener el tratado y partir de lo que ya tenemos”.

Sin embargo, las relaciones con Ottawa se han tensado tras un anuncio del Departamento de Comercio de que EEUU introducirá un arancel antidumping a la madera canadiense. La declaración fue una sorpresa para el vecino del norte, que parecía dispuesto a hacer concesiones desde que el Nafta se puso al tope de la agenda bilateral. De hecho, en febrero, luego de reunirse con el primer ministro Justin Trudeau, Trump había descartado problemas comerciales con Canadá.

Por otro lado, las relaciones con China parecen estar mejorando. Las amenazas de designar a la segunda economía mundial como manipulador de la divisa se desvanecieron completamente tras la reunión entre Trump y su par asiático, Xi Jinping, a principios de abril. Además, la reforma tributaria que presentó la Casa Blanca el miércoles no incluía el impuesto fronterizo que prometió imponer a los bienes chinos y mexicanos.

Pero su afán proteccionista se impuso en los primeros días, cuando retiró al país del Acuerdo Transpacífico (TPP), que incluía a Chile y a varios países de Asia y que aún no había sido ratificado.

4 Golpes en el tablero geopolítico

Si las relaciones comerciales con China han mejorado, la tensión geopolítica no da señales de disminuir. Beijing criticó la instalación del sistema estadounidense antimisiles THAAD, desplegado esta semana en Corea del Sur. Pese a que es una medida disuasiva contra Corea del Norte, el país insiste en que el poderoso radar puede comprometer la seguridad de su territorio. Sin embargo, las naciones acordaron trabajar juntos ante la amenaza nuclear norcoreana, la mayor prioridad en seguridad del gobierno de Trump y ayer el Ejecutivo de Xi agradeció la apertura de Washington al diálogo.

En los cien días de la actual administración, Washington ha hecho una serie de demostraciones de fuerza: anunció el envío de su portaaviones Carl Vinson y su respectiva flota, que tiene capacidad nuclear, a las costas de península coreana, justo en momentos en que Kim Jong-un hacía gala de los “mayores ejercicios militares en la historia”. La Casa Blanca ha insistido en que está dispuesta a pasar de la amenaza a la acción y no descarta una solución militar.

La mayor muestra de la determinación estadounidense llegó en otro frente: el Medio Oriente. Tras un ataque químico en la ciudad siria de Idlib, por el cual la Casa Blanca culpó al régimen de Bashar al-Asad, el nuevo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de EEUU ordenó bombardear una base militar en ese país. Días después, lanzó la “madre de todas las bombas” contra ISIS en Afganistán, a modo de advertencia para Asad y para Pyongyang.

El ataque a Siria llevó la relación de EEUU con Rusia (el principal aliado de Asad) a su peor nivel desde la Guerra Fría: el secretario de Estado, Rex Tilllerson, visitó Moscú unos días después del bombardeo y se reunió con el presidente, Vladimir Putin. Tras el encuentro, particularmente frío, ambas potencias mantuvieron intactas sus posiciones respecto al futuro del conflicto armado en la nación de Medio Oriente.

5 El jaque de la inmigración

Las relaciones de EEUU con el mundo se tensaron también por las decisiones domésticas de Trump, que pocos días después de asumir el gobierno firmó una orden ejecutiva prohibiendo la entrada de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana; un plan para castigar a las ciudades que acojan a los inmigrantes ilegales; y una directiva para iniciar la construcción de un muro en la frontera con México.

Sin embargo, el impulso del mandatario fue frenado en los tres frentes. Tras una semana de caos en los aeropuertos, un juez suspendió el decreto, que fue analizado por tribunales en Seattle y Hawái y, finalmente, desestimado. Una segunda versión también sería descartada por la justicia.Junto con ello, este martes un juez californiano bloqueó la orden de quitar fondos a las “ciudades santuario”.

En cuanto al polémico muro fronterizo, una de sus principales promesas de campaña, Trump se vio obligado a posponerlo.El mandatario presionaba por incluir el primer pago de

US$ 1.500 millones para iniciar la construcción, pero, ante la amenaza de que el congreso no aprobara un nuevo límite de deuda y el sector público quedara paralizado, dejó la solicitud de financiamiento para septiembre. En Twitter, mantuvo la ofensiva: “Prometí reconstruir nuestras fuerzas militares y asegurar nuestra frontera. Demócratas quieren cerrar el gobierno. ¡Política!”, sentenció.

6 Financiamiento del gobierno

La promesa de Trump de “desechar y reemplazar” Obamacare, el programa de seguros de salud universal de su antecesor, se ha puesto en el centro de la discusión para que el aparataje público estadounidense pueda seguir funcionando.

La Casa Blanca presionaba ayer a sus parlamentarios para que convocaran a una votación, que podría ocurrir mañana, sobre un nuevo proyecto de salud, luego de que el primer intento no lograra los respaldos necesarios. La oposición demócrata, en tanto, amenazaba con bloquear un proyecto que permite al Ejecutivo continuar financiándose durante otra semana, mientras los legisladores negocian un nuevo tope de financiamiento que permitiría el funcionamiento del sector público hasta el 30 de septiembre.

Si el temido cierre gubernamental termina por concretarse, Trump se convertiría en el primer presidente estadounidense de la historia que se enfrenta a ese escenario en sus primeros 100 días de administración. Obama sufrió esa situación en septiembre de 2013, cuando llevaba más de cuatro años en el cargo.

7 Negación del cambio climático

Si hay algo en lo que Trump no ha cambiado de opinión es su insistencia de que el cambio climático es un invento de China que lleva a “restricciones que matan empleos”. Su presupuesto para 2018 recorta prácticamente todo el financiamiento para la Agencia de Protección Ambiental (EPA). A finales de marzo, revocó regulaciones medioambientales de la era Obama que, entre otras cosas, obligaban a las agencias estatales a considerar el impacto ambiental en todas sus decisiones. Con ello, dijo, se ponía fin a la “guerra contra el carbón”, una industria importante para el país pero que ha ido en declive.

Hasta ayer, Washington revisaba su postura sobre el acuerdo climático de París, promovido por Obama y firmado por más de 200 países en 2015, en el que EEUU se comprometía a reducir en al menos 26% sus emisiones contaminantes para 2025, respecto del nivel de 2005.

El nuevo jefe de EPA, Scott Pruitt, y al asesor de Trump, Steve Bannon, están contra del tratado pero el secretario de Estado, Rex Tillerson, y la hija del mandatario, Ivanka Trump, promueven seguir siendo parte de él. Los republicanos en el senado defienden no retirarse del acuerdo, pero sí bajar la meta de recorte de emisiones.

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Publicado originalmente en Diario Financiero (Chile), el 28 de abril de 2017