Chile: El egoísmo detrás del eslogan “No + AFP” en Chile

Por Andrea Kohen

El día 16 de marzo, nuevamente las fuerzas del movimiento NO+AFP salieron a las calles a exigir que el sistema de pensiones basado en la auto capitalización, termine, ya que les parece inmoral, injusto, antiético que haya pensiones tan bajas equivalentes a los USD $315.

El cálculo que utilizan es que el ahorro individual ahora debe dividirse por más años de vida de la persona, por lo tanto, ya no le alcanzará. Este razonamiento carece de toda educación matemática pues omite el interés compuesto y no permite observar el crecimiento del ahorro real. En todo caso quisiera centrarme en la realidad del sistema que opera en Chile y la propuesta que tiene el movimiento NO+AFP para cambiar lo actual.

Los sistemas de pensiones en el mundo son básicamente 2 modelos. El primero es de reparto en que el Estado a través de la confiscación de impuesto específico o general, acumula fondos en las arcas fiscales y los reparte a quienes alcanzan la edad de jubilación. Esto sirve cuando la fuerza laboral supera a la fuerza en retiro al menos por el doble.

Cuando se trata de un país que por mucho tiempo ha producido más de lo que gasta, en esencia, cuando el país es rico, entonces puede sostener este tipo de sistema por más tiempo que un país que no lo es, pero cuando la fuerza de trabajo comienza a equipararse con la población en edad de retiro, van quedando pocas soluciones porque el dinero comienza a escasear.

Cabe recordar que Chile tuvo una buena cuenta de ahorro, pero no como para asumir el gasto de pensiones de los Chilenos y esto se puede ver en las finanzas actuales de la nación en donde las promesas populistas han significado un sobre endeudamiento, que normalmente y con pocas excepciones, los países ricos evitan.

En este sistema, si la persona no cotiza un mínimo de años determinado por el sistema, pierde todo lo que haya cotizado.

Una vez que los jubilados comienzan a aumentar en número (lo cual suele ocurrir con los país en vías de desarrollo y desarrollados), los fondos ya no alcanzarán para todos en la abundancia en que alcanzaban antes, es simple matemática, lo que hay que repartir entre más personas, a fin de que dure para los que siguen incorporándose como beneficiarios de dicho fondo, este mismo debe reducir las reparticiones a los nuevos beneficiarios y muchas veces, a todos.

Las soluciones no son muchas. La primera es reducir las pensiones a todos, aumentar la confiscación de dinero a la fuerza laboral hasta sobre el 50 % de lo que producen y aun así no alcanzaría, pero por lo menos el sistema parecería extenderse por un tiempo más.  La otra solución, es contraer una deuda para no afectar las pensiones y no obtener el dinero de quienes están generando la riqueza pues esto también implicaría costos políticos, ya que la fuerza laboral también puede sufragar y no verá con buenos ojos la reducción de su salario.

El problema es ahora político, porque se sabe que quienes votan más disciplinadamente, son aquellos que están en la tercera edad. La estadística no miente, sus votos son consistentes y por lo tanto, para los políticos es inviable no favorecerlos. Entonces a los gobiernos, que quieran mantenerse en el poder solo les resta la segunda opción, el endeudamiento.

El problema que se genera al contraer una deuda es que si bien parece solucionar un problema inmediato, este tipo de soluciones son monstruos que siempre se dejan para la generación siguiente y la próxima generación hará lo mismo creando una deuda gigantesca que crecerá hasta explotar sobre alguna generación posterior. La deuda nunca se adquiere sin consecuencias y éstas las tendrán que afrontar sino los hijos, los nietos, pero estas cosas nunca tardan demasiado en producir su daño. En éste caso no sólo se heredaría una deuda sino además un colapso económico terrible como ocurrió no hace mucho en Grecia.

La regla es simple. Si no hay, o te aguantas o te endeudas para adquirir aquello que deseas, pero la deuda siempre se cobra.

El otro sistema es el de la auto capitalización, que significa que el Estado no interviene pues se basa en el ahorro individual de cada persona en sus cuentas personales, que son administradas por instituciones como las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones) bajo la supervisión del Estado.

Estas AFP toman un porcentaje del salario imponible de la persona y lo agregan a su cuenta personal utilizándolo para inversiones y este termina multiplicándose de acuerdo al tipo de fondo en que el usuario elija estar.

Cuando llega la edad de retiro, lo acumulado (incluyendo todo lo que la AFP multiplicó) se devuelve a su dueño en mensualidades que se calculan por la expectativa de vida nacional sin importar cuanto cotizó. Se le devuelve todo su dinero y esta pensión es heredable.

El problema de las bajas pensiones en Chile, que tiene un sistema mixto, porque sí existe un pilar solidario, no es el sistema, pues este no implica endeudamiento estatal, por lo cual lo bajo de las pensiones tiene su raíz en lagunas provisionales, no cotización pues el trabajador lo hace por cuenta propia o lisa y llanamente, cesantía  además de tener una tasa de cotización muy baja de sólo el 10 % cuando el promedio OCDE es 19 %

Todos los problemas del actual sistema Chileno, tienen solución y ésta puede ser gradual, pero efectiva. La primera de ellas es que el país crezca. No se puede vivir como rico si no se produce como tal. Eso es lo que no están entendiendo los que lideran el movimiento NO+AFP.

Parecieran olvidar que el pan para hoy, puede ser hambre para mañana y con la idea que el Estado somos todos, que la solidaridad puede ser forzada y que es justo apropiarse del esfuerzo de otro para beneficio personal sin importar las consecuencias, pretenden que se establezca un sistema que sólo acarreará miseria a las futuras generaciones.

Aquellos que hablan de solidaridad con el eslogan de NO+AFP sólo demuestran que en su inmediatismo son todo menos solidarios porque en su egoísmo, miles quedarán en la miseria, pero eso no importa porque de todas maneras, ellos no estarán aquí cuando eso ocurra.

 

  • Andrea Kohen es historiadora, economista y licenciada en educación. Síguela en @AndreaKohen.

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Publicado originalmente en Panampost, el 28 de marzo de 2017.