El Salvador: Cambio de rumbo en El Salvador

LatinoamericaLibre

 

Con los resultados de la elección presidencial de El Salvador surgen numerosas interrogantes. El triunfo de los ex guerrilleros Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) no sólo pone fin a la sucesivas victorias de los tradicionales gobiernos de derecha que han regido al país durante veinte años, y deja además, a Centroamérica sin ninguna administración de derecha; sino, que significa la asunción al poder de un grupo de extrema izquierda que dejó las armas en 1992 y que deben demostrar si están dispuestos a jugar dentro de las reglas del juego democrático.

Tras un ajustado resultado, con el 99,4% de los votos escrutados, el represente del izquierdista FMLN, Mauricio Funes, resultó electo con el 51,3%, frente al 48,72% del candidato de la Alianza Nacionalista Republicana (ARENA) Rodrigo Ávila, quien era apoyado por todas las fuerzas de centro y de derecha.

La asunción al poder de la ex guerrilla FMLN supone un cambio de rumbo radical de las políticas implementadas por las anteriores administraciones. Ellos lograron ascender al Ejecutivo tras su cuarta participación en una elección presidencial desde que es partido político después de los Acuerdos de Paz de 1992. Ello fue posible tras la muerte de su líder Schafick Handal en 1996, cuando permitieron el ascenso de nuevas generaciones menos radicalizadas, entre la que sobresalió el periodista de televisión que ahora gobernará este país Mauricio Funes.

El resultado de este domingo consolida la tendencia de las elecciones legislativa y municipal de enero de 2009, que convirtió al FMLN en el partido más popular en El Salvador por 4 puntos porcentuales por encima del ARENA. Sin embargo, el nuevo Gobierno carece de mayoría y deberá hacer un gran esfuerzo para obtener los consensos necesarios, salvo que quisiera apostar por la ruptura y la reforma constitucional siguiendo los ejemplos de Ecuador, Bolivia y Venezuela.

Frente a al mirada de muchos observadores internacionales, Funes en sus primeras palabras después de los resultados, prometió que asumiría un compromiso incondicional con la Constitución de la República y la vigencia plena por el Estado de Derecho del que ahora goza el país.  Sin embargo, aún debe convencer sobre su capacidad de imponer su postura moderada sobre sus compañero del FMLN, algunos de ellos excomandante guerrilleros radicales. Aún debe demostrar que las relaciones que su partido tiene con Chávez no lo comprometen a privilegiar una relación con él, como ha señalado en más de una oportunidad. Además deberá dejar en claro cuál será la actitud del nuevo Gobierno con Estados Unidos, su principal socio comercial y el principal destinos de sus emigrantes.

Es así como el resultado electoral disipó la principal incógnita, como era el nombre del Presidente. No obstante, siguen abiertas muchas interrogantes, que sólo serán resueltas con el tiempo y con el ejercicio del poder, especialmente en un escenario adverso de la economía mundial