La libertad es la conquista más preciada del ser humano y la fuente fundamental del extraordinario progreso que el mundo ha experimentado durante los últimos siglos. Sin la libertad de pensar, expresarnos y asociarnos, de trabajar, emprender, innovar e intercambiar los productos de nuestro esfuerzo, de elegir a quienes nos gobiernan pero también con quién y cómo compartir nuestras vidas, sin todo ello la Tierra seguiría siendo aquel reino de la pobreza, el autoritarismo y la opresión que siempre fue mientras se coartó el libre despliegue de la libertad y la creatividad individual. Este progreso se ve, sin embargo,constantemente amenazado por quienes proponen una vuelta al espíritu tribal, es decir, al colectivismo y a la renuncia a nuestra libertad en aras del orden y la seguridad. Nos ofrecen una infancia protegida, ya sea por caudillos o un así llamado Estado de bienestar, una existencia sin la responsabilidad de tener que elegir cómo vivir ni tomar los riesgos de ser libres. Por ello es que quienes defendemos la libertad debemos reconquistarla y ampliarla, generación tras generación, sin nunca olvidar que desertar la batalla de las ideas equivale a perderla.

Esta es nuestra misión permanente y por ello debemos preparar a aquellos que en el futuro irán tomando el relevo en esta lucha que no tiene fin. Esta es la tarea que se ha propuesto la Academia Liberal y a participar en ella los invito, para que juntos pongamos nuestro granito de arena en la construcción de una sociedad cada vez más libre y, por ello, más próspera y más justa.