Costa Rica: Un discurso para la presidenta Chinchilla

Por:

Juan Carlos Hidalgo

En:

Diario Financiero

País:

Columnas

Fecha:

8 de mayo de 2012

Sinceramente no envidio al redactor de discursos de la presidenta Chinchilla. Ni me imagino lo que debe ser redactar un informe de labores de 1° de mayo. El año pasado le sugerí una versión a la presidenta que desde mi punto de vista resumía muy bien lo que fueron sus primeros 365 días de gobierno. Este año no me lo han pedido, pero aquí voy de nuevo con lo que, según mi parecer, podría decir la presidenta en su rendición de cuentas de mañana ante la Asamblea Legislativa:

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Señores y señoras diputadas, estimados y estimadas costarricenses,

Hace dos años les pedí a mis compatriotas su voto prometiéndoles una administración “firme y honesta”. Hoy, con mucho orgullo, puedo decir que un 7% de los costarricenses cree que estoy en control del gobierno y una de cada diez personas considera a mi administración honesta. El hecho de que aún haya costarricenses allá afuera que, a pesar de todo, creen en mi gobierno, me da fuerzas para seguir adelante con el gran trabajo que estamos haciendo por Costa Rica.

Como ya sabrán, la Sala Constitucional se trajo abajo mi paquete de impuestos, el único proyecto importante que he impulsado en estos dos años al frente del Ejecutivo. El 2011 lo cerramos nuevamente con el mayor déficit fiscal de América Latina–que no se diga que no somos primeros en nada–y ante la ausencia de más impuestos no me ha quedado otra que anunciar un Plan B tendiente a patear la bola por dos años, para que sea el próximo gobierno el que arregle la precaria situación fiscal del país. Hemos tomado decisiones muy difíciles dentro de este Plan B: ahora empezaremos a gravar con impuesto de ventas a la mano de piedra y al lomito sirloin, congelaremos los salarios y pensiones de más de ¢3 millones y venderemos algunas propiedades “cachivaches” del Estado. No se imaginan el sacrificio que todo esto representa para nosotros en el gobierno. Pero no se preocupen, a la hora de elaborar este Plan B hemos contado con la valiosa asesoría de George Papandreou, ex Primer Ministro de Grecia, a quien le pedí consejos sobre cómo arreglar las finanzas públicas durante su reciente visita al país.

Arreglar la situación fiscal del país requiere del sacrificio de todos–menos ciertas figuras de mi gabinete, por supuesto. Aún no puedo creer que el hecho de que mi ex ministro de Hacienda evadiera impuestos fuera utilizado por algunos como una cortina de humo para que todos Ustedes no pagaran más. ¿Qué es que no entiendieron que el concepto de Solidaridad Tributaria implicaba que unos (Ustedes) fueran solidarios con otros (nosotros)?

En noticias más positivas, con orgullo puedo anunciar que ya se encuentra en total operación la Red de Cuido, el programa social número 44 del gobierno. Costa Rica continúa estando al frente de la región por su elevado gasto social (2.2% del PIB), que si bien no logra ni bajar la pobreza ni detiene el aumento de la desigualdad, sí nos garantiza decenas de miles de votantes agradecidos el día de las elecciones. Sin embargo, el programa anti-pobreza más exitoso de mi administración son sin duda alguna las consultorías del gobierno, las cuales han mantenido fuera de la pobreza a decenas de mis más cercanos allegados. Es por eso que este año hemos presupuestado ¢374.000 millones en el pago de consultorías, un aumento del 54% con respecto al año anterior. No vamos a permitir que nuestro programa anti-pobreza más exitoso caiga víctima de aquellos que promueven recortes peligrosos a nuestro Estado Social de Derecho. Por eso, gracias al acuerdo que hemos alcanzado con el PASE, nos garantizaremos un control absoluto de la Comisión de Hacendarios este año.

En materia económica, con pesar admito que este año nos hemos estancado en la posición 121 de 183 países en cuanto a la facilidad de hacer negocios. No obstante, espero que el próximo año continuemos la tendencia a la baja iniciada por mi predecesor, y para eso hemos aprobado un impuesto de ¢135.000 a las sociedades anónimas, de tal forma que los costarricenses que quieran iniciar una empresa lo encuentren más caro y engorroso. No tenemos que olvidar que en este gobierno nos interesa más tener a la gente en las planillas del IMAS que produciendo y generando riqueza por sí misma. Pero que tampoco se me acuse de ser anti-empresa privada. Como muestra de mi compromiso con el sector privado, he decidido regalarle ¢1.500 millones de todos los costarricenses a Coopemontecillos para que estrene una nueva planta de procesamiento de carnes.

Además, este gobierno ha iniciado una nueva estrategia para promover la inversión extranjera directa en Costa Rica. Con tal motivo, estuve la semana pasada en la celebración del 15 aniversario de la llegada de INTEL al país, y reté a los directivos de la empresa a que inviertan $500 millones en los próximos 5 años. De igual forma he solicitado citas con las juntas directivas de las principales empresas extranjeras en el país para igualmente retarlos a que dupliquen su inversión en Costa Rica. Así, a punta de retos, duplicaremos la inversión extranjera directa en tan solo 5 años. Estamos además analizando una estrategia similar para el sector exportador, al cual retaremos a que dupliquen sus ventas al extranjero en 5 años.

En materia social, continuaremos destacando el compromiso de Costa Rica con los derechos humanos relegando a quinto plano los proyectos de ley tendientes a garantizar la igualdad de derechos de las parejas del mismo sexo y la fecundación in vitro. Dichos temas no son prioridad para esta administración, como sí lo ha sido garantizar la inmunidad perpetua a los ex funcionarios de los supremos poderes. Y para garantizarnos que los gays y lesbianas no cuenten con los mismos derechos que el resto de la población y que las parejas infértiles no puedan tener hijos mediante técnicas artificiales, hemos alcanzado un acuerdo legislativo con el PASE que explícitamente veta el avance de cualquier proyecto en ese sentido. Además, al tiempo que negociamos un concordato con el Vaticano que en el papel dirá que podemos adoptar un Estado Laico en Costa Rica, el acuerdo legislativo con el PASE nos garantiza que eso no ocurrirá. Bajo mi gobierno Costa Rica continuará teniendo un Estado Confesional que le niega derechos básicos a ciertas minorías.

Quiero terminar mi informe de labores con una solicitud: en estos dos años que me quedan de presidenta, les solicito una tregua para que me dejen gobernar tranquila. Les pido una tregua con el gobierno, que no implica que les vamos a dar tregua a Ustedes. Dejen de lado sus intereses personales, partidistas y gremiales y pongan por delante los intereses del país, que por supuesto los defino yo. Si con tantos obstáculos que me han puesto hemos hecho tantas cosas buenas, ahora imagínense cómo será Costa Rica si en la segunda mitad de mi mandato me dejan gobernar a mis anchas. Es lo mínimo que pueden hacer por Costa Rica.

Muchas gracias.

* Juan Carlos Hidalgo es analista de Políticas Públicas sobre América Latina en el Cato Institute, en Washington DC.

Fuente: Diario Financiero (Costa Rica), 30 de abril de 2012.