Latinoamérica: Lecciones del thatcherismo

Por:

Armando Regil Velasco

En:

El Economista

País:

Columnas

Fecha:

17 de abril de 2013

A partir de su muerte, los principales medios no han dejado de hablar sobre ella. El juicio de la historia se inclina en su favor con la fuerza que caracterizó su vida y su legado.

Quizás una de las razones es porque el mundo enfrenta retos que nos obligan a encontrar referentes de lo que funciona mejor en tiempos de crisis.

Es verdad que Winston Churchill ganó la Segunda Guerra Mundial pero Margaret Thatcher creó un ismo. Pocos son los gobernantes que, en tiempos de paz, dejan una huella tan profunda. ¿Qué puede aprender México de una mujer que marcó una era y de una era que cambió la historia?

Al convertirse en Primera Ministra de Reino Unido, Margaret Thatcher tuvo muy claras sus prioridades.

Supo seleccionar y mantener siempre su objetivo, utilizó todos los recursos en sus manos para cumplirlo y levantó la moral de su país demostrando que la libertad es condición fundamental para vivir dignamente, generar riqueza y lograr prosperidad.

¿Por qué resulta tan relevante para nuestro país pensar en estos términos? Hoy México necesita tener claro su objetivo no sólo para hacer frente a los retos internos sino para asumir mayor liderazgo en la región y el mundo. Para generar credibilidad afuera, primero es necesario poner la casa en orden sin olvidar ciertos principios.

Es verdad que el México del 2013 y el Reino Unido de 1979, cuando Margaret Thatcher asumió el gobierno, son muy distintos. Lo que resulta esencial es entender la esencia del thatcherismo.

El desarrollo se logra cuando existe la libertad en todas sus formas, cuando el Estado de Derecho se respeta y se aplica sin distinción, cuando la economía de mercado no está sobrerregulada por el gobierno para que cualquier ciudadano pueda emprender y crear riqueza.

La libertad individual debe estar por encima de cualquier interés del gobierno. La responsabilidad del Estado es proveer un marco de libertad, seguridad y justicia que permita a los ciudadanos hacer el mejor uso de sus talentos y explotar su creatividad para lograr lo que cada uno desea.

Vigilemos para que el gobierno promueva mayor libertad en todos los ámbitos y asuma los costos de hacer lo que es correcto para la mayoría y no sólo para unos cuantos. De ser así, México cerrará poco a poco la brecha entre unos y otros y será una sociedad mucho más incluyente.

 

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* armando.regil@eleconomista.com.mx

Twitter: @armando_regil

 

Publicado originalmente en el El Economista, el 17 de abril de 2013