El Salvador: Las elecciones en El Salvador y sus resultados ¿Qué sigue ahora?

Por:

Luis Montes Brito

En:

El Mundo

País:

Columnas

Fecha:

20 de marzo de 2012

El mensaje es claro, el pueblo lo ha expresado a gritos en las votaciones: hay un claro desencanto y descontento con el partido gobernante actual, a pesar de la alta popularidad del presidente Funes.

Hay que empezar diciendo primero, que para que las elecciones sean realmente democráticas deben ser incluyentes, justas y para todos. No hay democracia a medias. Se es democrático, o no se es.

En estas elecciones los más de tres millones de salvadoreños en el exterior, un 33% del total de los ciudadanos salvadoreños, fuimos excluidos deliberadamente una vez más de ejercer nuestro sagrado derecho al voto. ¿Puede llamarse democrático a un proceso que intencionadamente excluye a la tercera parte de sus ciudadanos? Personalmente no lo creo.

Una vez dicho lo anterior veamos que nos dicen los resultados de los privilegiados que sí votaron. El mensaje es claro, el pueblo lo ha expresado a gritos en las votaciones: hay un claro desencanto y descontento con el partido gobernante actual, a pesar de la alta popularidad del presidente Funes.

Técnicamente hablando las elecciones las perdió el FMLN quien a pesar de contar con toda la maquinaria del estado para su uso populista, así como del gran apoyo de los petrodólares se estancó o en el mejor de los casos alcanzó a mantener su número actual de diputados. ¡Ojo! No confundirse con los resultados, quién ganó fue la derecha como bloque y no un instituto político en particular.

Las extremas políticas se debilitan con el resultado obtenido. El centro se fortalece. Al conocerse los resultados oficiales ningún partido alcanzó un triunfo arrollador. El mandato es simple, la orden del pueblo es liberarse de dogmatismos, de las cúpulas autoritarias y dedicarse a gobernar en favor del pueblo.

Basta analizar los casos del triunfo arrollador de los alcaldes de San Miguel, San Salvador y Santa Tecla para entender que en los votantes hay una tendencia a premiar el desempeño del funcionario y no la bandera de un partido.

En San Miguel, Wil Salgado humilló a ARENA y al FMLN al ganar por un margen que ni juntos ambos partidos podrían superar. En San Salvador, Norman Quijano y en Santa Tecla Oscar Ortiz, sin ser los favoritos de sus cúpulas partidarias triunfaron holgadamente para incomodidad de algunos de sus dirigentes, obteniendo con sendos triunfos mayor independencia y nuevas cuotas de poder partidarias.

Se espera que como primeros resultados de la derrota electoral se anuncien cambios en la dirigencia izquierdista. Es lo normal en una organización democrática.

El resultado electoral de este día es un preámbulo a los comicios presidenciales del 2014, donde la derecha dejaría sin posibilidades de una reelección al partido gobernante si y solo si, se presenta unida a esas votaciones. Los resultados actuales muestran que ningún partido por sí solo, es capaz de alcanzar la mayoría simple del total de los votos que es requerida por el sistema electoral salvadoreño para elegir al presidente de la república, por lo que el ganador será aquel que logre las alianzas más amplias que aglutinen al mayor número posible de votantes.

Se espera de ARENA como el mayor bloque opositor, que más que una oposición sistemática, sin sentido como fue el FMLN en su tiempo, se comporte con una visión patriótica y de espíritu democrático. El tema económico y el delincuencial así lo requieren y el pueblo también así lo reclama. Al interior de los partidos las cúpulas se han debilitado y esto es del agrado para el pueblo, los partidos políticos deben convertirse en verdaderas instituciones democráticas y no continuar como entes verticalistas que estén a la orden de un iluminado o mandamás, aplicando inquisiciones a quienes no se someten.

Actualmente en los partidos sigue habiendo intencionadamente vacíos de liderazgo, provocado por la vetustas dirigencias y eso ya no puede continuar. Los institutos políticos requieren de nuevos liderazgos y no de Comandantes o dueños de los mismos. Hay que entender que los partidos son democráticos, donde debe imperar el deseo de las mayorías y no la imposición de aquellos que quieren dirigirlos como si fueran organizaciones militares o sus empresas. Como pueblo se ha avanzado en el tema de democracia, se ha dado un paso más. La gran pregunta es: ¿Lo habrán entendido las cúpulas partidarias? Eso lo sabremos pronto.

Fuente: El Mundo (El Salvador), 12 de marzo de 2012