La Unidad democrática ha logrado que el apoyo al régimen pase del abultado 63%, obtenido en las elecciones presidenciales del 2006, a más o menos la mitad del electorado, en el marco de un descarado ventajismo gubernamental, que incluye la intimidación y la amenaza a funcionarios públicos, medios de comunicación independientes y ciudadanos en general, utilización masiva de recursos públicos, voto asistido ilegal y votos dobles y falsos en varias regiones del paÃs. Sin embargo, a pesar de todo esto, el logro de la Unidad ha sido una hazaña impresionante frente a un petroestado que ha tenido petróleo a precios altos durante más de una década. Efectivamente, el poder del régimen se asentó básicamente sobre el carisma del “jefe supremoâ€, una chequera petrolera abundante y sostenida y la carencia de una alternativa democrática creÃble. El carisma desapareció, la chequera está fuertemente disminuida y la Unidad ya es una alternativa creÃble con gobernadores y alcaldes en las regiones más pobladas y relevantes del paÃs.
La Unidad es una coalición de partidos, grupos y personalidades que tienen ideologÃas y visiones diferentes, como las tenÃan también en 1958 los que integraron la Junta Patriótica que desestabilizó la dictadura de Perez Jimenez. Los miembros de la coalición han logrado un acuerdo básico en cuanto a un programa mÃnimo común de gobierno y es lógico que asà sea por ser una coalición pluralista. Pero el problema actual no es lo que habrá que hacerse al final del régimen, sino las diferentes lecturas de la situación y la definición de la estrategia y las tácticas que hay que implementar en el próximo futuro. En la oposición, dentro y fuera de la Unidad, hay un debate entre básicamente dos grupos. El primero  pone el acento en una salida relativamente “rápida†del gobierno de Maduro, dejando de lado la absoluta minorÃa que piensa en vÃas inconstitucionales, la mayorÃa de estos sectores plantea la Asamblea Constituyente y el referéndum revocatorio como mecanismos y una estrategia de confrontación continua con el gobierno y las tácticas de la movilización de calle como presión. En cambio, el grupo mayoritario en la Unidad, piensa que, sin descartar una salida anticipada del gobierno de Maduro, hay que ocuparse prioritariamente de terminar de construir una mayorÃa sólida de oposición, que quizás podrÃamos definir la obtención de por lo menos el 55% de apoyo popular. Para eso es necesario un trabajo polÃtico capilar, particularmente en los sectores y regiones que más han apoyado al régimen. Eso implica aprovechar el descalabro socioeconómico que el régimen “comunistoide†ha provocado con la inflación más alta del continente, recurrentes devaluaciones, creciente desempleo, escasez de productos básicos y una infraestructura y servicios públicos colapsados. Los gobiernos locales en manos de la Unidad deben demostrar saber gobernar mejor que los maduristas y eso implica algún tipo de diálogo con el gobierno central, que administra la abrumadora mayorÃa de los fondos públicos. En mi opinión, los partidarios del primer grupo deberÃan plantearse si están dadas lo que los marxistas llaman las “condiciones objetivas“, para un llamado a una Constituyente o a un referéndum revocatorio, con la actual “correlación de fuerzasâ€. ¿Ya se tiene una mayorÃa sólida capaz de superar el ventajismo y los abusos del gobierno? ¿Hay “momentum†para una movilización de calle masiva, más allá de ciertos sectores medios radicales? A los partidarios del diálogo, en cambio, les recuerdo que para dialogar, asà como para bailar tango, se necesitan dos.
La desastrosa situación socioeconómica y el consiguiente descontento popular se incrementarán en los próximos meses, creando nuevas condiciones objetivas, que habrá que evaluar. También en el oficialismo la comprensión de la gravedad de la situación socioeconómica está favoreciendo la posición de los que consideran conveniente abrir contactos con sectores de la oposición.
Ahora bien, la Unidad debe enfocarse principalmente en el esencial tema socioeconómico que afecta a todos los venezolanos, pero particularmente a los más pobres. Finalmente, lo que quiero que quede claro es que el debate es inevitable,  pero  la Unidad es indispensable. Sin Unidad se perderÃa todo lo ganado desde el 2006. Por eso el G2 cubano y mucho dinero están tratando de dividir a la Unidad Democrática. Fuera de la Unidad sólo hay ingenuidad, estupidez o venta de conciencia.
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*Â Â Sadio Garavini di Turno /Â sadiogta@gmail.com @sadiocaracas