“Si la maquinaria de distribución en el actual sistema económico es incapaz de distribuir adecuadamente la riqueza de nuestro territorio, el sistema es una farsa y debe ser transformado de raÃz.â€
La anterior frase, que podrÃa identificar a cualquier militante de un partido de izquierda o adherente a alguna facción del movimiento social chileno, fue enunciada en 1934 por Gregor Strasser, uno de los lÃderes fundacionales del Partido Nacionalsocialista Alemán. De forma aislada, la frase no pasarÃa de ser un limitado ejercicio de Reductio ad Hitlerum y asà descartada con facilidad, ya que se podrÃa señalar que lo cuestionable del nazismo no fue su demagógica crÃtica social contra el capitalismo, sino su violencia desatada contra todas aquellas personas que consideraban inferiores, por lo que el discurso completo no podrÃa ser adaptado por ninguna forma de izquierda…. ¿o si?
En los últimos meses hemos visto recrudecer las protestas en nuestro paÃs. Si en una primera etapa lo normal eran las coreografÃas y las protestas alegres, hoy en dÃa los encapuchados violentos se han convertido en entes presentes en todas las jornadas, lo que a su vez ha sido acompañado de cierto grado de complicidad de sectores democráticos de izquierda. Asà mismo, la reciente violencia de sectores como el Partido Comunista (miembros de la “Nueva MayorÃaâ€) por la visita de Henrique Capriles y las agresiones que, dirigidas contra sus adherentes, sobrepasan cualquier justificación de una “funaâ€, también demuestran grados importantes de intolerancia que perfectamente son compatibles con cualquier expresión totalitaria.
Como ejercicio, en Ciudad Liberal encargamos a un ficticio Pedro Galaz H., miembro de un también ficticio Comité Victor Jara, la redacción de una breve columna con respecto a la visita de Capriles, fusionando de forma inconexa diversas frases correspondientes a Adolf Hitler, Gregor Strasser y Otto Strasser (todos lÃderes del nazismo), donde no sólo la demagogia anti-capitalista alcanza su esplendor, sino también la violencia verbal hacia los moderados y las fórmulas democráticas institucionales. Posteriormente la enviamos a un medio reconocidamente de izquierda, que no tuvo problema alguno en publicarlo al dÃa siguiente junto a otras columnas similares, donde aplauden la “funa†al lÃder venezolano y llaman “ultraderechista†a Pablo Longueira.
La web elegida fue Rebelion.org, un sitio de izquierda vigente desde 1996 que publica información de toda la izquierda latinoamericana y española. Recibe más de 80.000 visitas diarias, en twitter tienen más de 60.000 seguidores y es aceptada por la Universidad de Chile como fuente bibliográfica válida para algunos de sus contenidos. Como todo medio de comunicación, no se hace responsable de los contenidos publicados en sus sitios; no obstante, el enfoque a los contenidos de izquierda es su sello. Una vez publicada la nota, procedieron a comunicarla por Twitter, donde recibió la aprobación y el retweet de varios usuarios adherentes al chavismo venezolano.
El experimento no pretende ser una forma de enjuiciar a toda la izquierda (ni al sitio Rebelion.org) por el extremismo de algunos, sino llamar la atención sobre la sutil (y a veces inexistente) frontera entre la simple crÃtica social y el pensamiento totalitario. Esta delgada lÃnea, expuesta a partir de nuestro experimento, deberÃa ser una preocupación constante para quienes se llaman a sà mismos “defensores de los intereses del puebloâ€. La autocrÃtica, aquella que nos llevarÃa a reconocer, incluso en nosotros mismos, el germen del autoritarismo, es una virtud esencial para el desarrollo de la sana vida pública. Es por este mismo motivo que el ejercicio realizado muestra, levemente, cómo la pretensión autoritaria no es propia de un solo sector polÃtico, sino que potencialmente existe en todos quienes aspiran al poder.
De acuerdo a Hannah Arendt, no son monstruos quienes cometen los peores crÃmenes contra la humanidad, sino personas comunes y corrientes llevadas al extremo de una causa. En este caso, una idealista web de izquierda compartió, sin quererlo, parte del discurso que llevó al holocausto en el pasado.
Nota: Por un tema temporal, las frases originales de la columna hablaban de “capitalismoâ€, lo que hemos procedido a reemplazar por su equivalente contemporáneo: “neoliberalismoâ€.
Actualización: La nota también fue enviada aunque publicada de forma más tardÃa por el periódico chileno “El Ciudadano“, asà como reproducida por varias webs venezolanas como la “Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidadâ€.
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Publicada originalmente en Ciudad Liberal (Chile), 23 de julio de 2o13