Pese a la pretensión refundacional, a la mucha tinta y discurso proclamando el advenimiento del Estado Plurinacional y del ‘socialismo comunitario’, el andamiaje institucional del Estado sigue siendo republicano; el artÃculo 11 de la Constitución asà lo ratifica. En otras palabras, ni el socialismo comunitario ni la economÃa plural, ni las AutonomÃas IndÃgenas Originarias Campesinas (AIOC) toman cuerpo en la realidad.
Si en medio del entusiasmo inicial del ‘proceso de cambio’ se preveÃa la explosión de entidades indÃgenas, en el presente la apatÃa ganó terreno. De hecho, el horizonte de posibilidad de las AIOC se decanta configurando un cuadro singular, pero más disminuido. Hasta hoy, solo dos de los 11 municipios que originalmente apostaron por su conversión a las AIOC han consolidado esta condición. Se trata de Charagua, en Santa Cruz, y Uru Chipaya, en Oruro. A estos se suma el distrito indÃgena de Ragaypampa, que deberá enfrentar el proceso de deslinde de la jurisdicción del municipio de Mizque en Cochabamba.
El rechazo a la constitución de autonomÃas indÃgenas en municipios indÃgenas emblemáticos como Curahuara de Carangas y Totora Marka ha sido aleccionador. Coincido con Pedro Portugal, intelectual aimara, que alude al “fiasco del esencialismo indigenista†por desnudar estos casos “contradicciones y oposiciones que existÃan desde hace tiempo†y que los ideólogos del Estado Plurinacional y de algunas ONG no pudieron anticipar. Tensiones como las generadas en la relación entre ayllus y sindicatos campesinos, estos últimos nada de ancestrales. Otra dificultad se asocia al escaso interés en la recuperación y codificación de lo que se entenderÃa como usos y costumbres y al predominio de expectativas ancladas en la modernidad de sectores de la población expuestos al mundo global, como los residentes (miembros radicados en ciudades), los vecinos del pueblo y la juventud de esas comunidades.
En suma, luego de siete años, la idea original del Estado Plurinacional y comunitarismo se desvanece. El Movimiento Al Socialismo (MAS) lo desahució al apostar por una forma de capitalismo popular arropado de simbologÃa predominantemente andina. Curiosamente, ‘capitalismo y mercado’ y la ‘EstatolatrÃa’ son los Ãconos del nuevo tiempo.
La realidad supera la fantasÃa. Como señalan algunos estudios, resulta curiosa la manera en que estas AIOC combinan normas y practicas de tipo liberal-municipales con otras comunitarias. Una suerte de ‘mestizaje’ o de ‘polÃtica fusión’ más compatible con la idea de pluralismo republicano que el MAS se empeña en negar y cuyas virtudes aun los bolivianos no terminamos de asimilar.
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Publicado originalmente en El Deber (Bolivia), el 2 de febrero de 2017