DecÃa Churchill que la: «parte más importante en la educación de un polÃtico es la lucha electoral». SostenÃa que deben tener «la habilidad de predecir lo que va a pasar mañana y sobre todo, tener la destreza de explicar después por qué no se dieron las cosas». Eso es, en esencia, lo que significa ser un buen polÃtico, aquel capaz de prever el futuro y prepararse para la lucha electoral de cara a la victoria, pero también, en la derrota.
Lógicamente la oposición es una coalición eventual, no es una unidad de pensamiento y acción. Asà entenderemos lo que pasó desde que el 12-12-12 dieron «el esperado anuncio» (polÃtico) y a partir del 27-D habrÃa que estar ciegos y sordos para no haberse dado cuenta (polÃtica) de que Chávez no volverÃa a gobernar y que el «Estado chavista y sus poderes» aceleraban la sucesión técnica y electoral.
Solventada la crisis del 10-E, organizada la Asamblea, las gobernaciones y superadas las medidas económicas, sin esfuerzo, el 25 suspendieron la elección de alcaldÃas, para dar cabida a la otra elección. Según los técnicos, por petición del oficialismo para ayudarlos en «su proceso interno» (cosa que hay que admitir, no era mentira).
Y asà la campaña electoral de Maduro comenzó el dÃa 4-F en una especie de «poliedrazo». Previendo a Capriles como contendor y vestido con sus sÃmbolos, obligándolo a despojarse de éstos y vestirse distinto (rediseñarse). Al dÃa siguiente neutralizaron a sus diputados y principales llaves electorales, le sembraron pánico a sus financistas de campaña, mientras que las encuestadoras daban los resultados de las primeras mediciones. Finalmente el dÃa 7-F la prensa rusa dio el tubazo de que los directores de lÃnea del CNE discutÃan el cronograma tentativo y que «las nuevas elecciones presidenciales, en las que será elegido el sucesor de Chávez, podrÃan celebrarse» a finales de Marzo (Moscú, 7/02 RIA Novosti).
En la MUD, el 26 comenzó a discutirse un posible candidato, se abrirÃa el proceso de consulta y el dÃa 4-M propuso nombres a la misma hora en que nos informaban que tanques de guerra serÃan dispuestos para la seguridad del Presidente, previo al dÃa 5. Ya ante la ausencia absoluta, nos informaron que no se habÃa «decidido quién será el candidato», pero Capriles era «una primera opción».
Asà llegamos al dÃa 8-M, cuando Maduro pidió elecciones y en pocas horas el CNE le entregó el cronograma completo al PaÃs. Las elecciones, siempre imposibles técnica y presupuestariamente, se podÃan «hacer perfectamente» en apenas unas semanas y el 14-A, aniversario del retorno del Golpe. Mientras el chavismo conjuraba escenarios con el famoso: «la oposición arrugará».
El 10-M la oposición presentó el candidato con el que el chavismo llevaba dos meses trabajando, mientras Venezuela amanecÃa con las gigantografÃas previamente diseñadas de Maduro Presidente, inundando los medios y picando adelante con la inseguridad como prioridad de campaña, neutralizando el punto fuerte de Capriles, que ya sin poder hablar de inseguridad y habiendo perdido el momento del paquetazo, trató de centrarse como estrategia en el engaño al pueblo, y fue apaleado nada menos que por la familia presidencial.
El chavismo lanzó con astucia el: «Ustedes pusieron el autobús, nosotros el chofer», que parece una ironÃa, pero es una estrategia muy seria de campaña, prediseñada por expertos, para evitar la reutilización de material electoral y slogan de Capriles (economÃa de campaña). Mientras que reservarán la parte más dura para los últimos 15 dÃas, en los que reforzarán «la vida de ricos y famosos» opositores endureciendo la lÃnea de «Pueblo Vs. Sifrinaje.
La oposición por primera vez en su historia tenÃa varios escenarios. Desde la abstención radical (crisis constitucional) a la abstención activa (voto nulo), hasta el voto protesta (ImagÃnense como estrategia que el que quiera votar lo haga por MarÃa BolÃvar, apelando al sarcasmo polÃtico de que los contendores tengan el mismo nivel) generando crisis de legitimidad o la presentación de un candidato propio, que restara votos generales y al oficialismo.
Porque este escenario no es el de la estupidez que se cometió con la Asamblea, ningún polÃtico abandona un escenario en el que puede ganar algo (diputados, gobernadores, alcaldes) pero un buen polÃtico, sà juega con el escenario previsto para que pierda o en el que sabe que va a perder y reservar su mejor carta (Capriles) para el futuro.
Porque en polÃtica, una situación en la que no se tiene nada que perder, se convierte realmente en una en la que se puede ganar mucho. El chavismo es el que arriesgaba todo y el que tenÃa todo que perder. Es Maduro el que necesita desesperadamente la legitimidad que le proporciona una campaña fuerte con Capriles, por eso es que lo escogieron como contendor en diciembre. Yo iré a votar, pero por primera vez en mi vida, me levantaré tarde, esperando que el liderazgo opositor, tenga la destreza de explicar lo que ya está previsto.
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Publicado originalmente en El Universal, el 21 de marzo de 2013