Venezuela: ¿El único escenario de la oposición?

Por:

Thays Peñalver

En:

El Universal

País:

Columnas

Fecha:

23 de marzo de 2013

Decía Churchill que la: «parte más importante en la educación de un político es la lucha electoral». Sostenía que deben tener «la habilidad de predecir lo que va a pasar mañana y sobre todo, tener la destreza de explicar después por qué no se dieron las cosas». Eso es, en esencia, lo que significa ser un buen político, aquel capaz de prever el futuro y prepararse para la lucha electoral de cara a la victoria, pero también, en la derrota.

Lógicamente la oposición es una coalición eventual, no es una unidad de pensamiento y acción. Así entenderemos lo que pasó desde que el 12-12-12 dieron «el esperado anuncio» (político) y a partir del 27-D habría que estar ciegos y sordos para no haberse dado cuenta (política) de que Chávez no volvería a gobernar y que el «Estado chavista y sus poderes» aceleraban la sucesión técnica y electoral.

Solventada la crisis del 10-E, organizada la Asamblea, las gobernaciones y superadas las medidas económicas, sin esfuerzo, el 25 suspendieron la elección de alcaldías, para dar cabida a la otra elección. Según los técnicos, por petición del oficialismo para ayudarlos en «su proceso interno» (cosa que hay que admitir, no era mentira).

Y así la campaña electoral de Maduro comenzó el día 4-F en una especie de «poliedrazo». Previendo a Capriles como contendor y vestido con sus símbolos, obligándolo a despojarse de éstos y vestirse distinto (rediseñarse). Al día siguiente neutralizaron a sus diputados y principales llaves electorales, le sembraron pánico a sus financistas de campaña, mientras que las encuestadoras daban los resultados de las primeras mediciones. Finalmente el día 7-F la prensa rusa dio el tubazo de que los directores de línea del CNE discutían el cronograma tentativo y que «las nuevas elecciones presidenciales, en las que será elegido el sucesor de Chávez, podrían celebrarse» a finales de Marzo (Moscú, 7/02 RIA Novosti).

En la MUD, el 26 comenzó a discutirse un posible candidato, se abriría el proceso de consulta y el día 4-M propuso nombres a la misma hora en que nos informaban que tanques de guerra serían dispuestos para la seguridad del Presidente, previo al día 5. Ya ante la ausencia absoluta, nos informaron que no se había «decidido quién será el candidato», pero Capriles era «una primera opción».

Así llegamos al día 8-M, cuando Maduro pidió elecciones y en pocas horas el CNE le entregó el cronograma completo al País. Las elecciones, siempre imposibles técnica y presupuestariamente, se podían «hacer perfectamente» en apenas unas semanas y el 14-A, aniversario del retorno del Golpe. Mientras el chavismo conjuraba escenarios con el famoso: «la  oposición arrugará».

El 10-M la oposición presentó el candidato con el que el chavismo llevaba dos meses trabajando, mientras Venezuela amanecía con las gigantografías previamente diseñadas de Maduro Presidente, inundando los medios y picando adelante con la inseguridad como prioridad de campaña, neutralizando el punto fuerte de Capriles, que ya sin poder hablar de inseguridad y habiendo perdido el momento del paquetazo, trató de centrarse como estrategia en el engaño al pueblo, y fue apaleado nada menos que por la familia presidencial.

El chavismo lanzó con astucia el: «Ustedes pusieron el autobús, nosotros el chofer», que parece una ironía, pero es una estrategia muy seria de campaña, prediseñada por expertos, para evitar la reutilización de material electoral y slogan de Capriles (economía de campaña). Mientras que reservarán la parte más dura para los últimos 15 días, en los que reforzarán «la vida de ricos y famosos» opositores endureciendo la línea de «Pueblo Vs. Sifrinaje.

La oposición por primera vez en su historia tenía varios escenarios. Desde la abstención radical (crisis constitucional) a la abstención activa (voto nulo), hasta el voto protesta (Imagínense como estrategia que el que quiera votar lo haga por María Bolívar, apelando al sarcasmo político de que los contendores tengan el mismo nivel) generando crisis de legitimidad o la presentación de un candidato propio, que restara votos generales y al oficialismo.

Porque este escenario no es el de la estupidez que se cometió con la Asamblea, ningún político abandona un escenario en el que puede ganar algo (diputados, gobernadores, alcaldes) pero un buen político, sí juega con el escenario previsto para que pierda o en el que sabe que va a perder y reservar su mejor carta (Capriles) para el futuro.

Porque en política, una situación en la que no se tiene nada que perder, se convierte realmente en una en la que se puede ganar mucho. El chavismo es el que arriesgaba todo y el que tenía todo que perder. Es Maduro el que necesita desesperadamente la legitimidad que le proporciona una campaña fuerte con Capriles, por eso es que lo escogieron como contendor en diciembre. Yo iré a votar, pero por primera vez en mi vida, me levantaré tarde, esperando que el liderazgo opositor, tenga la destreza de explicar lo que ya está previsto.

 

..

tpenalver@me.com  //  @thayspenalver  //  www.thayspenalver.com

Publicado originalmente en El Universal, el 21 de marzo de 2013