Bolivia: ¿De qué guerra habla, señor ministro?

Por:

Maggy Talavera

En:

El Deber

País:

Bolivia

Fecha:

14 de agosto de 2017

Previo a la celebración del 6 de Agosto, el ministro de Defensa hizo un anuncio que llevó a muchos a pensar que se había equivocado de país. ¿Estaría pensando en Corea del Norte? Dadas sus palabras, parecía que así era. “Hemos cambiado de la estructura rígida y móvil a la estructura de guerra popular de todo el pueblo”, dijo el ministro. Y añadió “que ante cualquier agresión que sufra el país, en lugar de la guerra convencional, vamos a actuar (con) la guerra de acción prolongada”. Según él, eso implicaría “una estrecha alianza con el pueblo boliviano”. Como anticipo, anunció entonces que en el desfile previsto para esta fecha patria, los civiles desfilarían con las armas de las Fuerzas Armadas.

En efecto, hubo civiles desfilando con indumentaria y armas militares. Además, todos con previo entrenamiento para portar y usar armas, según voceros oficiales. ¿Estarían todos pensando que estaban en otro país? Amalaya fuera todo producto de un error. No, no es una equivocación. Lamentablemente, lo dicho por el ministro y lo visto en el desfile del 6 de Agosto último obedecen a una apuesta real y concreta de la cúpula que nos gobierna, en la que trabajan desde hace años y a la que ya están incorporadas algunas de sus bases sociales, como los ponchos rojos y las bartolinas sisas. Lo dicen esas bases, no es invento.

Ya en 2011 se hablaba de milicias del MAS. ¿Recuerdan que en junio de ese año hubo una advertencia sobre la formación de milicias no solo en Bolivia, sino para la ALBA, en la que estaría colaborando Irán a través de su ministro de Defensa, Ahmad Vahidi? La alerta la dio la entonces diputada de Convergencia Nacional, Jessica Echeverría, señalando como fuente informes del Congreso Judío Latinoamericano. Vahidi llegó a Bolivia en mayo de 2011, para asistir a la inauguración de la Escuela de Defensa de la ALBA, levantada en un área de 5.430 metros cuadrados en Warnes, con una inversión de 1,8 millones de dólares.

Antes, ya algunos movimientos sociales actuaron como milicias para atacar a opositores del Gobierno. Pero lo que al inicio parecía ser solo una reacción surgida al calor de algún conflicto en el país, ha tomado otra forma: la de una acción muy bien articulada, hoy llamada de milicias por sus propios integrantes, que encajan en el discurso beligerante del ministro de Defensa. Lo que falta decir con claridad es a cuál “enemigo” atacarán. A uno externo, improbable. Todo indica que la artillería está fijada en cada boliviano que ose poner cortapisas al interés de la cúpula del MAS. El Tipnis puede ser la próxima víctima.

 

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Publicado originalmente en El Deber (Bolivia), el 16 de agosto de 2017