Venezuela: ¿Catorce años de Asamblea Nacional?

Por:

Juan Miguel Matheus

En:

Boletín N°20

País:

Columnas

Fecha:

10 de septiembre de 2013

La quiebra moral de la Asamblea Nacional debe llevar a que los venezolanos reflexionemos sobre el desarrollo de esta institución en el contexto del régimen instaurado en Venezuela hace catorce años. Para ello bastaría señalar que la vida de esta AN no ha transcurrido de acuerdo a lo establecido en la Constitución de 1999. Todo lo contrario. Nuestra AN ha sufrido un proceso de autocratización que deriva de la naturaleza totalitaria de la revolución bolivariana y ha alcanzado su máxima expresión bajo la presidencia de Diosdado Cabello. Se ha convertido, por tanto, en un reflejo fiel de la pretensión de dominación total que caracteriza al socialismo del siglo XXI. Y esto hasta tal punto, que quizá el venezolano sea hoy por hoy el Parlamento más autocrático del mundo. Por eso, urge que comprendamos cómo hemos llegado a esta situación y qué es lo que está en juego para la convivencia política venezolana si no recobramos la dignidad de esta institución.

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Una idea previa tiene que ver con el diseño constitucional de la AN. Por primera vez en la historia independiente de Venezuela nuestro Parlamento es un órgano unicameral conformado únicamente por una Cámara de diputados y desprovisto de Senado. Nuestra AN nació mutilada y ello ha significado (i) menos división del poder, (ii) menos control político y (ii) ausencia de representación igualitaria de los Estados en el marco constitucional de una República federal. Al respecto solo basta decir que, una vez acabe este torbellino de injusticias, habrá que devolverle el Senado a Venezuela.

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En segundo lugar, debe mencionarse el proceso de degradación del Reglamento Interior y de Debates, que es la fuente de Derecho y de justicia interna en el gobierno de la AN. Ya en el año 2002 William Lara, entonces presidente de la AN, logró reformar inconstitucionalmente el Reglamento para cercenar los derechos de los parlamentarios opositores. Pero la destrucción del Reglamento tuvo su punto más álgido en el año 2010. Ese año, ante la inminente vuelta de la oposición al Parlamento, la presidenta de turno, Cilia Flores, adelantó una nueva reforma del Reglamento con el objeto de (i) limitar el derecho de palabra de los diputados en las deliberaciones, (ii) ampliar los poderes del presidente, (iii) menguar o eliminar los mecanismos de control político sobre el Poder Ejecutivo y, no menos importante (iv) darle el monopolio de la información parlamentaria a medios oficiales, en detrimento de los medios libres.

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Y como tercera idea no podemos dejar de mencionar el destrozo institucional del cual es responsable Diosdado Cabello. Este último ha secuestrado vilmente a nuestro órgano legislativo nacional y lo ha convertido en una estructura de miedo y de dominación, en la piedra angular de la tentativa de perseguir, silenciar y eliminar toda disidencia política y toda forma de lucha parlamentaria. Frente a todo lo dicho, debe crecer la esperanza. Los venezolanos debemos luchar por reconstruir la AN. El Parlamento sigue siendo insustituible en la arquitectura del Estado constitucional de nuestros días. Como ha quedado diáfanamente expresado en la célebre cita del conocido constitucionalista Rudolf Smend, “la elección del Parlamento y la actividad parlamentaria son los dos estadios más importantes de la pugna política que compete al Estado constitucional prever y regular”, todo lo cual cobrará una mayor importancia cuando llegue el momento de incoar la anhelada transición democrática y, especialmente, en las elecciones parlamentarias del año 2015.

 

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Publicado originalmente en Boletín N°20, Septiembre de 2013