Nicaragua: Adoctrinamiento y control ciudadano como política de Estado

Por:

Eduardo Amador McCoy

En:

La Prensa

País:

Columnas

Fecha:

25 de marzo de 2013

La voracidad del régimen por controlarlo todo en Nicaragua es como un pozo sin fondo. No le basta al orteguismo manejar los hilos de la economía “administrando” el lucrativo y nada transparente negocio del petróleo venezolano, no le es suficiente  mantener sometido a los trabajadores del estado en una suerte de culto de adoración a la pareja Ortega-Murillo, no le satisface el hastiarnos con su propaganda colorida  cada cien metros en diversas calles y avenidas. Para el orteguismo no es suficiente obligarnos a perder la noción del tiempo y las cosas con la perenne Navidad que se anuncia con gigantes árboles luminosos en la capital.

El orteguismo quiere más, siempre querrá más, ese es un vicio del poder desmedido que se hace acompañar de dinero. Ya nos vendieron el concepto de vivir “Bendecidos, prosperados y en victoria” luego se arrogaron el derecho de enseñarnos desde el oficialismo el novedoso concepto de “Vivir bonito” aún cuando el hambre crece inusitadamente como el desempleo, la delincuencia y en los hospitales no hay medicinas y a veces ni doctores, ahora el broche de oro es el nuevo Código de Familia. El orteguismo ideó un plan tan monstruoso como aberrante que radica en el adoctrinamiento político y religioso de los ciudadanos, esto a cargo de los infames gabinetes de la familia.

Estos gabinetes que no son otra cosa que los tristemente celebres CPC pero ahora “con fuerza de ley” y con “la tarea” de vulnerar la privacidad de cada familia para “compartir y enseñar los valores cristianos socialistas y solidarios del régimen” llegan a trastocar los cimientos de nuestra sociedad. Con este infame manoseo no solo se pretende desvirtuar el concepto de familia, sino que además se adoctrinará tanto política como religiosamente a los ciudadanos de acuerdo a los intereses de los que detentan el poder.

Mañana quizás se enseñe que ni Dios, ni los templos ni los pastores son necesarios en la sociedad floral magenta que propugna la revolucionaria johnlennonista esposa de Daniel Ortega, o quizás se intente reescribir la Biblia y poner en boca de algún profeta la vida y gesta mesiánica de Ortega, ya todo es posible pero no por ello aceptable. Conociendo la idiosincrasia del nicaragüense es obvio saber que no les será fácil a los gabinetes de la familia llegar a los hogares como Pedro por su casa, experimentarán con los mismos de siempre, los empleados públicos, los policías, los militares, los beneficiarios de su doctrina populista, ahí se graduarán para después intentar llegar donde nosotros, los adversarios.

Lo grave sin embargo es el nivel de injerencia que la ley les permite a estos grupos políticos del régimen. Ellos llevarán control de nuestro estado de ánimo, de nuestras fechas de cumpleaños, de nuestras celebraciones familiares, de nuestros proyectos de vida, de la llegada y salida de nuestras visitas, es decir, ejercerán un control total, serán como el “Ángel de la guarda” vigilándonos para que el todopoderoso usurpador del solio presidencial sepa dónde estamos, que hacemos y como pensamos.

Desgraciadamente por vivir en Nicaragua un Estado de Hecho y no de Derecho, no hay nada que hacer, “la oposición” sospechosa como siempre por inoperante y bruta a conveniencia, recomienda “recurrir de inconstitucionalidad” la pregunta es; ¿Ante quién? ¿Ante la CSJ de Ortega? ¿Ante los magistrados y jueces de Ortega? ¡Por Dios! Los pocos espacios que había para la lucha cívica se agotan, hoy estamos más controlados, más vulnerables, más visibles por estar señalados de adversarios del orteguismo.

El adoctrinamiento y control ciudadano como política de Estado ya es una realidad, una amarga realidad que nos dejará a los que no comulgamos con el gobierno fascista de Daniel Ortega bajo el lente amenazante de los comités de control, seguimiento y vigilancia que son los gabinetes de familia, ya veremos si mañana al régimen totalitario se le ocurre con el satélite poner el ojo del gran hermano en nuestros aposentos para desde el espacio inducirnos día a día y a toda hora a “vivir bonito” sin derechos y sometidos al capricho de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

 

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* Dirije la ONG Fundación S.O.S Guardianes de la Infancia, y columnista de La Prensa.

Publicado originalmente por La Prensa (Nicaragua), el 26 de febrero de 2013